¿Cuánto cuesta reconstruir México?

Tras los sismos, se generará empleo y negocio, no tanto como lo imaginado, pero lo suficiente para que algunos sientan el beneficio.

Alejandro Ángeles
Ciudad de México /

Más que nuevas empresas o inversiones a granel, las oportunidades de negocio para las zonas afectadas por los sismos de septiembre pasado, tanto los actores políticos y empresariales, como los analistas, esperan que lo mejor por venir sea una nueva cultura para el desarrollo económico, resiliente y sustentable.

Esto porque a pesar de las pérdidas muy lamentables de vidas humanas, así como de los damnificados en cuanto a sus viviendas, negocios, escuelas, centros de trabajo o modus vivendi, en términos macroeconómicos los efectos de los sismos del 7 y 19 de septiembre no tuvieron un impacto mayor en los indicadores locales y federales.

“Los desastres naturales a menudo tienen dos efectos distintos sobre la economía local: el inmediato es la destrucción del capital en activo a corto plazo; seguido por un boost sostenido que deriva de los esfuerzos de reconstrucción. El efecto final sobre el Producto Interno Bruto (PIB) varía y depende en gran medida de la naturaleza de las pérdidas en relación con la paralización financiera de la región”, explica el analista financiero Pablo Soria de Lachica.

En los sismos de septiembre —prosigue— “los terremotos no dañaron la capacidad productiva de las regiones, y la infraestructura relacionada quedó casi sin daños”.


A la fecha, y aunque las cifras han variado en función de quien las profiere (ya sean agencias locales o federales), se calcula que las pérdidas materiales de ambos eventos telúricos fueron de más de 41,000 millones de pesos (mdp), según datos del gobierno federal.

“Los principales efectos”, dice Soria, “en estas áreas fueron la pérdida de propiedad privada y viviendas, así como una disrupción de la industria de servicios en las zonas afectadas”.

Como se vio en los meses siguientes, y como analistas de Grupo Financiero Banorte o BBVA Research indicaron, las economías locales se recuperaron rápidamente, si bien con efectos apenas notables en los resultados del tercer trimestre, en el que la economía general tuvo un ligero decrecimiento.

El impacto de los sismos será “triste, pero limitado”, dice Gabriel Casillas, economista en jefe de Banorte, pues “si bien el país llora a sus muy desafortunadas víctimas, nuestra apuesta es que el impacto económico de estos sismos será muy limitado”.

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De acuerdo con datos del Inegi, en el tercer periodo de 2017, el PIB retrocedió 0.3% comparado con el trimestre anterior, lo cual llevó al Banco de México (Banxico) a ajustar su perspectiva de crecimiento para todo el año 2018, dejándolo en un rango de 1.8 a 2.3%.

Asimismo, en el contexto de la entrega del Programa para la Reconstrucción de la CDMX, presentado el viernes 12 de enero de 2018, Humberto Lozano, presidente de la Cámara Nacional de Comercio (Canaco), recordó que, si bien la Secretaría de Hacienda y Crédito Público llegó a reportar que el impacto de los sismos pudo haber sido de hasta 1% del PIB nacional de 2017, la economía repuntará en los primeros meses de 2018, sobre todo, por la “activación de los programas de reconstrucción”.

En lo que respecta a la Ciudad de México, donde se concentró la destrucción de negocios, un censo reciente realizado por las autoridades del gobierno local, señala que hubo 2,544 negocios afectados, de los cuales 2,142 eran negocios individuales, es decir, lo que en la industria del comercio detallista se denomina mom-and-pop’s, siendo muchos de ellos tienditas de la esquina.

Los daños causados por el sismo del 19 de septiembre, sobre todo, ocurrieron directamente a la infraestructura de los negocios (59%); a la maquinaria (28%), y otros.

[OBJECT]Para apoyar a los empresarios (de todo corte, desde micro a pequeña y mediana empresa o Pyme), el gobierno capitalino reporta haber inyectado 639 créditos por casi 41.4 millones de pesos.

De acuerdo con Lozano, de Canaco, “desde el punto de la macroeconomía, es evidente que el impacto de los terremotos no se advierte de manera sencilla, pero, a nivel de la economía de tierra y de las familias y comercios afectados, sin duda, el análisis es otro.

En el caso de la Ciudad de México, de acuerdo con datos proporcionados por Salomón Chertorivski, exsecretario de Desarrollo Económico de la CDMX, el sismo del 19 de septiembre, dejó daños por 1,000 mdp en negocios de la ciudad.


A lo que sigue

En el Programa para la Reconstrucción de la CDMX, que recién se presentó a mediados de enero, el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, incluye 40 ejes con iniciativas para detonar la economía de la capital, así como hacerla más resistente a situaciones catastróficas, como un terremoto de alta intensidad, y con un toque social que le quiso imprimir.

En su resumen de las “grandes directrices”, Mancera dice que se hará una “reconstrucción para igualar las condiciones sociales y económicas en la Ciudad de México”.

En este sentido, diversos analistas dicen que los principales rubros que se verán beneficiados con los proyectos de reconstrucción son el de la vivienda; el de materiales para la construcción; el empleo, y el consumo privado.

Como resume Alfredo Coutiño, director de análisis y pronósticos para América Latina de Moody’s, si bien los sismos retrasaron el avance de la economía mexicana a fines de 2017, no hubo daños sistémicos fundamentales.

Así, en el modelo que presenta la calificadora de riesgos, se anticipa que los planes de reconstrucción suponen un ligero empujón a la economía mexicana que podría llegar a ser de hasta 0.5% del PIB en 2018.

Bien visto, no es un porcentaje menor si se considera que la Secretaría de Hacienda proyecta un crecimiento de entre 2 y 3% del PIB para 2018, a lo cual se sumaría 0.5% que los analistas adjudican a la reconstrucción en los estados afectados por los sismos de septiembre de 2017.

El dinero para conseguirlo deriva (sin contar la inversión privada) del fomento al empleo (siquiera temporal) para reconstruir las propiedades dañadas, edificios, casas e infraestructura.

Además, hay factores como los fondos de catástrofes, de los cuales se inyectarán 150 millones de dólares (mdd), así como los seguros a la economía.

“Todo esto conforma un ambiente positivo el clima de negocios en estas áreas”, dice el analista Soria de Lachica.



La danza de los millones

A fines del año pasado, la presidencia de la República informó que se “invertirán 48,000 mdp” para reconstruir las zonas dañadas, en beneficio de 12 millones de personas (10% de la población total del país), en 400 municipios. Directamente, resultaron afectadas 250,000 personas y hubo 180,000 viviendas dañadas, de ellas, más de 50,000 sufrieron pérdida total, informó el portal inmobiliario Lamudi.

¿Quiénes podrían beneficiarse? Sin duda, son las desarrolladoras de vivienda, quienes ya corren el lápiz y ven con gusto cómo sus acciones en los mercados financieros crecen a ojos vista. No es para menos, simplemente a dos semanas del sismo hubo un comportamiento inusual en el papel de vivienderas como Homex y GEO.

En el primer caso, la empresa que dirige por ahora José Alberto Baños, tuvo un incremento en el precio de su acción de 84.42% entre el 19 de septiembre y el 5 de octubre.

Por su parte, el papel de GEO, de Luis Orvañanos, se incrementó 28.77%. Mucho más moderado fue el de ARA, de Germán Ahumada, que para los mismos días registró un alza de 4.40%.

[OBJECT]Por otro lado, las firmas de materiales de la construcción esperan con ansias que se comiencen a liberar los recursos para la reconstrucción, no solo de lo que tiraron los sismos, sino de los daños que dejaron previamente los huracanes Harvey, Irma y José. En este sentido, Cemex ha tomado la batuta en su outlook para 2018 en el tenor de que se necesitarán reconstruir 50,000 casas en todo el país y que el próximo año y medio se espera una demanda de más de 500,000 toneladas de cemento.

Ahora bien, no es que estas empresas se vayan a inflar de contratos y de recursos. El mercado inmobiliario más grande del país, el de la Ciudad de México, está cercado por la falta de terreno para nuevos desarrollos como los que necesitan las grandes constructoras. Además, como señala Inmuebles.com, los principales daños a vivienda se reportaron en zonas del centro de la capital en donde no caben proyectos de vivienda social o desarrollos de bajo nivel.

Sin embargo, como dice Soria de Lachica, “se espera que la demanda de vivienda en las áreas cercanas a las zonas más dañadas se incremente 50%”. Advierte que el valor de los edificios en las zonas afectadas irá a la baja, a la larga, gracias a la inversión privada, los incentivos y la reactivación económica, sí se observará un crecimiento a largo plazo.

Cabe destacar otro indicador que apunta que habrá un enorme dinamismo en el mercado de la vivienda en la capital. Antes de los sismos, la demanda de casas nuevas iba en aumento en CDMX. De acuerdo con la consultora especializada en bienes raíces Softec, la demanda se impulsará por la cantidad de potenciales compradores que lleguen en bloque a buscar oportunidades en los proyectos que ya estaban echados a andar.

Previo a los sismos, los diversos proyectos de construcción de viviendas en la capital sumaban unas 46,000 unidades, para una demanda de entre 70,000 y 120,000. Si se considera que hubo más de 8,500 viviendas afectadas, el sector no se moverá tanto.

Además, habrá que esperar cómo se den los apoyos y créditos. El gobierno ha ofrecido ayudas de unos 3,000 pesos mensuales promedio para buscadores de casa. Sin embargo, algunas asociaciones de damnificados han afirmado que no quieren volverse deudores y que esperan apoyos totales.

“Es decir, la evaluación preliminar del impacto del sismo sobre el comportamiento del mercado inmobiliario, apunta a una reacción más mesurada por parte de los compradores (buscando en zonas vecinas), y más cauta por parte de los anunciantes (retirando sus inmuebles temporalmente), lo cual genera un amortiguamiento a los precios, que ciertamente no se han desplomado”, afirma la consultora Ai360.

Si bien el gobierno de la CDMX afirma que las personas afectadas “accederán a un crédito con una tasa baja de interés para cubrir el costo de las viviendas de reposición, hay posturas que señalan que no será una buena oportunidad ni una solución ideal.

Un reporte del Instituto Belisario Domínguez (IBD) del Senado de la República confirma que el problema de los créditos es que volverá a los damnificados en deudores a pesar de que los requisitos y términos exigidos “son más benévolos a los requeridos por la banca comercial”.

El IBD señala que los créditos del gobierno capitalino no apuntan a un sentido social como el que pregona Mancera. “Son onerosos”, afirma el análisis, ya que la tasa de 9% no es muy diferente a la del mercado para ese tipo de préstamos (10.35% en promedio).

El análisis incluye una simulación de un crédito hipotecario bancario por dos millones de pesos a 20 años. La conclusión es que muy poca gente del universo de damnificados en la capital podría tener acceso y costear un crédito así. El comprador tendría que demostrar un ingreso mensual de 50,000 pesos (una minoría), dar un enganche de 20% y enfrentar una tasa anual de 11%, para un costo anual total de 13%.

Así, dice el IBD, quien decida tomar un crédito de 100,000 pesos de los que ofrece el gobierno de la CDMX pagaría 750 pesos mensuales de intereses y 9,000 anuales. Si se utilizan dos millones, pagaría 15,000 al mes, o 180,000 al año. “Quien necesite más de dos millones de pesos, tendrá que pagar la diferencia como si tratara con cualquier banco comercial”, dice el IBD.


Ojo con los más pobres

Como herencia del centralismo que aqueja al país ancestralmente, no solo los daños se concentraron en la capital del país, sino las oportunidades para la reconstrucción, incluso en inversión, y hasta en cuestiones como el empleo.

De acuerdo con Soria de Lachica, “las campañas de reconstrucción podrían detonar un empujón económico en las áreas dañadas y crear nuevos empleos”. Esto, dicho a colación de lo que Carlos Slim expresó en su conferencia de prensa de octubre pasado cuando anunció apoyos por casi 2,400 millones de pesos y afirmó que “la reconstrucción debe ser un factor de crecimiento económico en las zonas afectadas a través de la contratación de mano de obra local”.

Aunque esta postura recibió muchos aplausos, también hubo quien se refirió a que algunas de las empresas de Grupo Carso pudieran beneficiarse de la propia reconstrucción, en específico Grupo Ideal.

Asimismo, hay llamadas de atención en cuanto a la situación a mediano y largo plazo de muchos damnificados directos e indirectos, sobre todo, del primer sismo de 7 de septiembre, ya que los principales afectados residen en áreas muy marginadas.

En este caso, es Morten Wendelbo, de la Universidad Texas A&M quien advierte que, a la larga, el impacto económico del sismo del 7 de septiembre será una losa para los pobres en estados como Oaxaca, Guerrero y Chiapas si no se atiende bien su situación.

Este especialista del efecto de los desastres naturales en los individuos, los hogares y las comunidades, afirma que eventos como inundaciones o terremotos afectan a los pobres de manera desproporcionada.

“Más allá de la devastadora pérdida de un ser querido, o de la vida, es catastrófico para un hogar que lucha por el pan cotidiano”, dice Wendelbo. En este sentido, advierte que si bien la destrucción del sismo del 19S fue mayor en físico, el del 7 probablemente tenga mayores consecuencias, ya que golpeó a tres estados con niveles de pobreza superiores a 50%.

“Es importante recordar que la pérdida total de activos no es un indicador significativo del efecto más profundo que un desastre deja en los supervivientes. La pérdida de casas de lujo en centros vacacionales suma al total, pero no afecta la seguridad alimentaria de sus dueños”. Según el especialista, si un hogar pobre perdió a su principal proveedor, o vio afectado su modus vivendi, no suma demasiado a las pérdidas totales, pero significa una enorme pérdida para una familia que apenas subsiste.



Pero no son solo los pobres

Algunas empresas reportaron datos inquietantes después del sismo que afectaron a miles de mexicanos que no se consideran en el rango de la pobreza.

Un ejemplo es Herbalife, la marca de productos “naturales” en México. De acuerdo con John DeSimone, su director global de finanzas, la firma tiene 40% de sus ventas totales de México en las zonas donde golpearon los sismos de septiembre. Debido a ello, la compañía tuvo una baja de ventas de 9% en el tercer trimestre de 2017. “Creemos que los sismos tuvieron un impacto negativo de 200 puntos base en nuestros resultados por volumen del tercer trimestre”, dijo el ejecutivo a analistas.

Por su parte, Laureate International Universities (dueña de Universidad del Valle de México) reportó no solo pérdida de ingresos por matriculaciones, sino una baja muy sensible en la cantidad de estudiantes que se registraron al periodo escolar que siguió a los terremotos de septiembre.

De acuerdo con Eilif Serck-Hanssen, presidente interino de Laureate, “hay familias y estudiantes que no pueden costear o que no pueden asistir a la universidad. Calculamos que entre 4,000 y 5,000 estudiantes no se inscribieron con nosotros debido al sismo. La mitad de ellos fueron en el tercer trimestre y los demás a principios del cuarto”.



Recoger para volver a empezar

Como en cada siniestro masivo, tal es el caso de un terremoto, vienen las tareas de reconstrucción y oportunidad para quien se avive. En este caso, es evidente que un sector que tiene delante de sí una enorme veta de negocios es el de las demoliciones. Si en CDMX hay por lo menos 1,000 construcciones a demoler, habrá pingües ganancias para las más de 31 empresas del sector.

Por todo ello, como la consultora Ai360 indica, “no habrá ajustes profundos en el mercado inmobiliario” de CDMX. Sí habrá un crecimiento de la actividad en el mercado, pero se requiere de varias condiciones, como “nuevos criterios para la edificación”, dice la firma, a partir de un Atlas de Riesgos actualizado por tipo de suelo.

Por su parte, como Lozano, de Canaco, sugiere, lo mejor es aprovechar la experiencia que como sociedad tenemos sobre los sismos, profundizando en su análisis “en nombre de las generaciones futuras y la viabilidad económica” de la ciudadanía.

Hace 32 años en el sismo el 19 de septiembre, en 1985, José Emilio Pacheco escribió: “Porque si el mundo no se vino abajo / en su integridad sobre México / fue porque lo asumieron / en sus espaldas ustedes”. Hoy es vigente.

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