El capitalismo salvaje en Venezuela

FT Mercados

Los líderes empresariales del país sudamericano apuntan a la extensión de las libertades del mercado bajo el gobierno socialista de Nicolás Maduro.

La inflación cayó de niveles de más de 100,000% el año pasado, a varios miles por ciento este año (Cortesía).
Michael Stott
Ciudad de México /

Después de varios años de expropiaciones, hiperinflación, quiebras y colapso financiero, se podría perdonar a lo que queda del sector privado de Venezuela por quedarse sin esperanza.

Pero los empresarios dicen que la crisis económica en el país sudamericano aceleró los movimientos del gobierno de Nicolás Maduro para alejarse del socialismo pleno de su predecesor, Hugo Chávez, hacia un mercado más libre.

 “Como personas de negocios queríamos libertad de precios y un libre flujo de dólares durante muchos años. Ahora los precios se liberaron de manera efectiva y puedes pagar con dólares”, dice un alto ejecutivo en bienes de consumo. Venezuela “adoptó un capitalismo salvaje”, agrega.

Los ministros no anunciaron oficialmente los cambios en las políticas y no estuvieron disponibles para realizar entrevistas. Pero los empresarios dicen que durante los últimos meses, las reglas que restringen las transacciones en moneda dura no se han aplicado, muchos controles de precios se abandonaron, las importaciones se liberaron y la golpeada economía de Venezuela se dolarizó rápidamente.


Como resultado, algunos productos que anteriormente eran escasos o no se podían conseguir volvieron a aparecer en las tiendas, aunque sus precios están fuera del alcance de la gran mayoría de compradores. La inflación cayó de sus niveles estratosféricos de más de 100,000% el año pasado, a un nivel esperado de varios miles por ciento este año. 

El Dato.

35%

se contraerá la economía venezolana en 2019, según el FMI


“La economía se estabilizó en cierta medida”, dice Dimitris Pantoulas, un analista y consultor en Caracas. “Era un caos, con filas en todas partes y sin alimentos. Pero ahora, aunque es mucho más caro, puedes obtener lo que quieras”. 

“Hay una cierta ortodoxia”, estuvo de acuerdo Asdrúbal Oliveros, director de Ecoanalítica. “Pero llegó muy tarde y de manera desordenada. Los controles no se levantaron, simplemente no se aplican. Esto es muy arbitrario”. 

Nadie sugiere que la economía de Venezuela, paralizada por años de mala administración y tambaleándose por las sanciones de EU, se encuentra en algo cercano a una posición sustentable. El Producto Interno Bruto se redujo en más de la mitad en unos años, en lo que Ricardo Hausmann, un exbanquero central, calificó como el mayor colapso económico en la era moderna que no sea por una guerra o un desastre natural.

Pero algunos líderes empresariales dieron la bienvenida a la mayor libertad económica de los últimos meses, incluso si los motivos del gobierno de Maduro están lejos de ser puros.

 “No fue por convicción sino por necesidad que se redujo la presión de los controles del tipo de cambio”, dijo Carlos Larrazábal, jefe saliente de Fedecámaras, la principal asociación comercial del país. “Hay una profunda recesión en los sectores productivos, el consumo está cayendo dramáticamente, no hay financiamiento…. el crédito es imposible”. 

Para combatir la inflación, los bancos se vieron obligados a mantener 100% de los depósitos como reservas obligatorias en el banco central, que suspendió los préstamos. Los límites de las tarjetas de crédito no lograron mantener el ritmo de la inflación galopante, lo que puso un freno a los préstamos al consumidor. Y algunas de las pocas industrias restantes que aún funcionan se quejan de que no pueden competir en costos de producción con las importaciones baratas no reguladas.

 “El poder adquisitivo se desplomó, por lo que las ventas se redujeron 20% frente a su nivel anterior”, menciona el propietario de una planta de fabricación. “Pero todavía tengo una fábrica preparada para producir para un mercado mucho más grande. Entonces, a corto plazo, esta situación no es mejor. Pero a largo plazo, es bueno porque hay menos intervención estatal”.

 Pantoulas comparó a Venezuela con una economía en guerra. Solo “10% de la población tiene acceso a todo lo que quiere, pero el otro 90% vive en la penuria”, dice. 

De hecho, la asamblea anual de Fedecámaras, que se celebró este mes en una universidad de Caracas, tenía cierta sensación de tiempos de guerra. Cuando el sistema de altavoces no tocó el himno nacional durante la sesión de inauguración, los delegados se pusieron de pie y emitieron gritos de “¡Viva Venezuela!”. 

“El sector privado se niega a desaparecer”, dijo Larrazábal en un discurso desafiante a los delegados. “Esta no es una opción para nosotros…. somos parte de la solución, no parte del problema”.

 Cuando el FT le preguntó de antemano cuánto tiempo podría resistir el sector privado, pintó un panorama más sombrío: “Es difícil de predecir... solía haber más de 12,000, casi 13,000 establecimientos industriales (en 1998), ahora no quedan más de 3,000”.




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