Exxon corre el riesgo de cambiar un axioma y disgustar a toda la gente. El martes pasado, la compañía anunció una pérdida de 22 mil millones de dólares (mdd) para 2020 impulsada en parte por el deterioro de los activos. Las acciones se recuperaron con fuerza desde marzo pasado. Pero la capitalización de mercado de la compañía sigue siendo menos de la mitad de su nivel máximo de 2014.
Se podría culpar de esto a la recesión mundial que golpeó los precios del petróleo y la demanda de las materias primas. La realidad es que 2020 fue un año histórico para la acción sobre el cambio climático.
Hasta ahora, las iniciativas de energía limpia del sector han sido relativamente modestas. Exxon se mantiene con el petróleo. Le dio prioridad al rescate de su dividendo, que ahora ofrece un jugoso rendimiento de 7 por ciento. Pero esta estrategia conlleva sus propios riesgos. Si Exxon persiste en ser una compañía petrolera, debe seguir gastando dinero para perforar en busca de ese producto.
En 2019, Exxon tenía 31 mil mdd en gastos de capital. Ese año, generó un flujo de efectivo de las operaciones de 33 mil mdd. Desembolsó casi 15, mil mdd en dividendos, lo que sugiere que tuvo que depender de financiamientos para garantizar que se cumplieran los pagos de los accionistas.
Exxon afirma que el gasto de capital anual estará entre 20 mil a 25, mil mdd y que si los precios del petróleo están por encima de 50 dólares por barril, alcanzará el punto de equilibrio. Exxon también anunció que gastará 3 mil mdd en tecnologías de “captura de carbono” mientras trabaja para reducir las emisiones de la perforación.
srgs