Acertadas, críticas del fundador de Elliott hacia AT&T

Paul Singer. “La empresa no solo no pudo seguir el ritmo del mercado en general, sino que tuvo un desempeño inferior”.

El accionista activista envió una carta al consejo de administración del grupo de telecomunicaciones. reuters
Rana Foroohar
Nueva York /

Nunca pensé escribir estas palabras: Paul Singer tiene toda la razón. No soy muy fan de los accionistas “activistas” como él. De hecho, creo que el antiguo mote de “piratas corporativos” era más preciso. Pero la carta que Elliott Management, la firma de inversión de Singer, envió la semana pasada al consejo de administración de AT&T no podía ser más cierta.

El grupo de telecomunicaciones que organizó una polémica y mal aconsejada fusión con Time Warner el año pasado, es una compañía ingenua y  mal administrada, lo suficientemente grande como para acumular una deuda de 190 mil millones de dólares pero no lo suficientemente grande como para defenderse de los máximos depredadores de los grandes grupos de tecnología que están listos para almorzar.

Predigo que algún día será un caso de estudio sobre cómo la arrogancia corporativa destruyó muchísimo valor. También es un indicador hacia dónde pueden dirigirse la tecnología, los medios y el mercado en general.

Es difícil discutir con las matemáticas de Singer. Elliott, que es propietario de una participación de 3 mil 200 mdd de AT&T, dice que la compañía no “solo no pudo seguir el ritmo del mercado en general, sino que en realidad tuvo un desempeño inferior de más de 150 puntos porcentuales” en la última década. No es bueno, sobre todo en un momento en el que la mayoría de las empresas van al alza.

Aún así, solo eso no me haría aclamar la participación del activista. Las empresas pueden tener un desempeño inferior por muchas razones, entre ellas la inversión en su futuro. Es una pena que los mercados penalicen con demasiada frecuencia a una empresa por desarrollar su negocio en lugar de devolver dinero a los accionistas.

Pero ese no es el caso con AT&T. En los últimos 10 años, ha tratado de comprar el crecimiento, torpemente, con una serie de costosos acuerdos de fusiones y adquisiciones. Estos incluyen un intento fallido de comprar T-Mobile, la compra de DirecTV en punto máximo del mercado de televisión tradicional y, más recientemente, Time Warner. Elliott señala correctamente que esto convirtió a AT&T en “un caso atípico en términos de su estrategia de fusiones y adquisiciones: la mayoría de las compañías en la actualidad ya no buscan armar conglomerados”.

Demasiados de los que lo hacen tratan de competir con el peso absoluto de los gigantes de la tecnología de plataforma, sin una estrategia coherente. Esto es particularmente cierto en la intersección de la tecnología y los medios. YouTube de Google tiene mil millones de usuarios. Apple y Facebook en conjunto gastan miles de millones de dólares en contenido de video. Amazon y Netflix se trasladan al espacio premium, que alguna vez fue ocupado únicamente por HBO, la innovadora cadena de cable de Time Warner. Y la fusión de AT&T ahuyenta a los mejores talentos, como Richard Plepler,  el ex jefe de HBO, y otros altos ejecutivos, que sin duda pudieron ver que el contenido no iba a ser el rey en la nueva organización.

Esta no es una obra de moralidad sobre creativos mimados que se resisten a los contadores. Es un problema cultural. Después de que AT&T completó su adquisición de DirecTV, todo el equipo de administración de esa compañía también se fue. El resultado es una corporación que es más grande pero sin duda no es mejor. Sospecho que AT&T tendrá dificultades para invertir en contenido de alta calidad y en 5G -la red de alta velocidad que, al final, debería ser su pan de cada día- mientras paga su enorme monto de deuda. Eso será particularmente cierto si las tasas de interés comienzan a subir.

En pocas palabras: se desarrolla como estrategia la escala en esta última etapa de mercado sobreapalancado. Ser el más grande puede ayudar, pero también puede lastimar. El contenido de Silicon Valley podría llegar a ser menos rentable si una recesión conduce a una desaceleración en el mercado publicitario. Uber despide a cientos de personas y advierte que ya no puede crecer sin preocuparse por las utilidades.

Independientemente de su tamaño, las empresas que van a resultar ganadoras serán aquellas que sean rentables. Esto puede parecer obvio, pero no lo ha sido durante la última década, ya que el dinero fácil le quitó filo a los sentidos de los inversores. Ahora, se están despertando y quieren ver resultados. El escepticismo sobre la próxima oferta pública inicial de WeWork es un buen ejemplo. Por cada dólar que gana la empresa, gasta dos, las matemáticas funcionan mejor en los libros de contabilidad privados que en los mercados públicos.

Todo esto suena con el movimiento de Singer en AT&T. Los activistas son a menudo los canarios en la mina de carbón para las tendencias de mercado grandes y perdurables. Cuando Carl Icahn exigió hace unos años que Apple devolviera miles de millones de dólares en efectivo a los inversores, indicó un cambio más general hacia las recompras de acciones corporativas y pagos de dividendos a niveles récord.

La carta de Elliott podría marcar un punto de inflexión similar. El crecimiento de la inversión pasiva en mercados enteros oculta una amplia divergencia en el valor corporativo dentro de los sectores. Creo que ahora verán a los activistas comenzar a dar vueltas como tiburones alrededor de las gordas focas corporativas en el sector de telecomunicaciones, medios y las empresas de servicios públicos que evidentemente han tratado de comprar crecimiento.

Mientras tanto, a sus competidores de los grandes grupos de tecnología ya los rodean los reguladores. La semana pasada, California aprobó una nueva ley destinada a obligar a muchas firmas a tratar a los trabajadores como empleados, lo que sería un enorme golpe a los costos de compañías como Uber. Los fiscales generales de 50 estados y territorios de EU iniciaron una investigación antimonopolio sobre el dominio de Google en las búsquedas y publicidad, mientras que NY encabeza una investigación sobre el poder monopólico de Facebook. Y en Europa, la comisionada de competencia de la UE, Margrethe Vestager, desde hace mucho tiempo una piedra en el zapato de Silicon Valley, recibió un mandato más amplio que incluye la política digital. 

Participación de 3,200 mdd

El fondo estadunidense Elliott Management, conocido fondo activista, anunció el 9 de septiembre que obtuvo una participación de 3 mil 200 millones de dólares en el gigante de las telecomunicaciones AT&T, cuyos títulos subieron con fuerza (hasta 4.8 por ciento) en la Bolsa de Nueva York tras conocerse la noticia.

Trump celebra el movimiento

AT&T es uno de los principales grupos de telecomunicaciones de Estados Unidos y el pasado año amplió su imperio con una fusión con Time Warner que incluye negocios de cine y televisión, incluidas las cadenas HBO y CNN. El presidente Donald Trump celebró a través de Twitter que un inversor activista haya entrado en AT&T y confió en que ello ponga fin a las “noticias falsas” que a su juicio salen de la CNN.


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