En 2019, después de meses de arduo trabajo, los directivos de Apple y Goldman Sachs se preparaban para presentar el método de pago Apple Card, un hito para las crecientes ambiciones del fabricante del iPhone en los servicios financieros. A medida que se acercaba la fecha del lanzamiento, los socios se encontraron con un punto conflictivo. Apple, con el deseo de que se considerara como que ofrecía un valor único a sus clientes, quería vender el producto como “la tarjeta de crédito más segura de la historia”.
La empresa tecnológica tenía ventaja. Goldman vio en la Apple Card un producto fundamental para demostrar que podía atender a los clientes del público en general. “La oferta para Goldman fue: ‘oye, no tienen un producto de consumo y ¿adivinen qué? Podemos darles acceso a todos los clientes de Apple”, dice un exdirectivo de la empresa.
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“Apple era consciente, así que exprimieron todo lo que pudieron esa negociación”. Pero Goldman tuvo que rebatir esa afirmación. “Se exponen a demandas si dicen que es lo ‘más’ de cualquier cosa”, dice.
Al final se conformaron con una aseveración más matizada de que la Apple Card “proporciona un nuevo nivel de privacidad y seguridad”, y que la ausencia de un número de 16 dígitos o código de seguridad en la misma tarjeta la hace “más segura que cualquier otra tarjeta de crédito física”.
Ahora, cuatro años después, el fabricante del iPhone se siente cada vez más cómodo en este sector e intensifica sus esfuerzos por expandirse en él. Tan solo en las últimas tres semanas, Apple lanzó —con la ayuda de Goldman— dos grandes productos.
Apple Pay Later, su producto de “compre ahora, pague después”, es el primer caso en que la empresa le presta directamente a los consumidores desde su propio balance. Mientras que Savings, una cuenta de ahorros de alto rendimiento, ofrece a los clientes estadounidenses una tasa de interés de 4.15 por ciento anual, 10 veces el promedio nacional. Los depósitos se alojarán en Goldman, que como banco autorizado tiene acceso a un seguro respaldado por el gobierno de Estados Unidos (EU).
55 mil mdd
De utilidades generó Apple solo de su división de servicios el año pasado
La pregunta para los bancos y otros proveedores de servicios financieros es hasta qué punto debería preocuparles que una compañía de tecnología con mil 200 millones de usuarios de iPhone, una capitalización de mercado de 2 mil 600 billones de dólares y un historial de innovación disruptiva se adentre en su territorio. La escala de Apple hace que incluso los bancos más grandes parezcan pequeños. Tan solo su división de servicios, donde obtiene ingresos recurrentes de suscriptores y pagos de la App Store, generó 55,000 millones de dólares (mdd) de utilidades en 2022, más que J.P. Morgan y Citi juntos. Pero solo representa una quinta parte de sus ingresos totales.
Para el director ejecutivo de J.P. Morgan Chase, Jamie Dimon, el riesgo es lo suficientemente claro como para calificar a Apple de banco. “Es posible que no tenga depósitos asegurados, pero es un banco”, dijo el año pasado. “Si mueve, guarda, administra y presta dinero... eso es un banco”.
Este mes, Dimon volvió a advertir a los inversores de la amenaza inminente, al decir que las “grandes compañías de tecnología” tienen “enormes recursos en datos y sistemas patentados, todo lo cual les da una ventaja competitiva extraordinaria”.
La potencia de un glaciar
De forma intencional, Apple no suele expandirse a nuevos sectores a través de adquisiciones llamativas, sino mediante pasos graduales que le dan una ventaja sostenible con el paso del tiempo.
En finanzas, los frutos de la estrategia de crecimiento de forma gradual de Apple son más claros con Apple Pay, su tecnología de pago inalámbrico destinada a “transformar los pagos móviles”.
La adopción fue lo suficientemente lenta como para que se burlaran de Apple en sus primeros años de operación. En 2016, solo 1 de cada 10 propietarios de iPhone en todo el mundo utilizaba Apple Pay. Pero la base de usuarios se disparó hasta 50% en 2020, según Deepwater Asset Management. En 2022, la adopción alcanzó 75 por ciento.
“Se mueven a la velocidad y la fuerza de un glaciar”, dice Gene Munster, socio director de Deepwater. Al comentar los próximos movimientos de Apple en el sector bancario, añade: “Esto tomará de cinco a 10 años, pero para entonces pensaremos en Apple en la misma línea que en Citi y J.P. Morgan”.
El fabricante del iPhone está jugando a largo plazo en las finanzas y los pagos, dice un exdirectivo de Apple, y sus movimientos actuales están sentando las bases técnicas para apropiarse de una mayor participación del mercado financiero.
Por ejemplo, Apple dedicó años a lo que internamente se conocía como Project Muirfield: la capacidad del iPhone no solo de enviar pagos, sino también de recibirlos. Esta función se anunció con poca fanfarria en 2022: un comunicado de prensa de Apple describía que los comercios que utilizaran iPhones con chips NFC “tap and go” ahora podrían aceptar pagos con tarjetas de crédito “sin necesidad de hardware o terminal de pago adicional”. El servicio funciona con proveedores de servicios de pagos como Stripe, Adyen y Square.
Algunas personas señalan que las implicaciones son mucho más amplias: si el comprador y el comerciante utilizan iPhones o iPads para procesar los pagos, Apple puede crear un circuito cerrado que no requiera socios bancarios ni redes administradas por Visa o Mastercard.
“En este momento, no pueden molestar a los bancos, y no pueden separar a los socios de red, es demasiado importante para la distribución al principio”, dice una persona.
Munster agrega que Apple tiene un largo historial de asociarse con otros hasta que les conviene ir por su cuenta, y sospecha que ese es el juego final. “La lista de antiguos socios de la empresa que se han quedado obsoletos es larga”, dice.
Sam Shawki, director ejecutivo de MagicCube, dice que la posibilidad de que los comerciantes acepten pagos de forma segura a través de smartphones y tabletas podría hacer que todo el mercado de dispositivos de pagos —un sector de 48 mil mdd que lideran Verifone e Ingenico— se vea anticuado.
“Arrebatar un pedazo a (la compañía de pagos) Block no es nada, pero quitarle un pedazo a Verifone es algo, y arrebatar un pedazo a Visa y PayPal es el objetivo a largo plazo”
Michel Léger, responsable de innovación de Ingenico, admite que las soluciones de punto de venta basadas en software trajeron “una nueva era para aceptar pagos”, pero argumenta que la oferta de Apple complementará las terminales físicas en lugar de sustituirlas.
Otros miembros de la industria no consideran a Apple como una amenaza. Eva Wang, directora de Comercio y Asociaciones de Firework, una solución de comercio a través de videocompras, dice que el interés de Apple por los pagos y la banca consiste sobre todo en ampliar el alcance del iPhone, para añadir comodidad, pero también para mantener a los usuarios “atrapados” en el ecosistema de la empresa tecnológica.
Boe Hartman, exjefe de tecnología de Goldman, dice que los grandes operadores tradicionales deben ser “conscientes” de lo que hace Apple. Pero no espera que la empresa tecnológica ponga en marcha al Banco de Cupertino en el corto plazo.
48 mil mdd
Es el tamaño delmercado de dispositivos de pagos, liderado por Verifone e Ingenico
“Los bancos están sometidos a una regulación constante, y tienes que demostrar que estás a la altura de esa regulación todos los días”, dice. “Alguien como Google o Apple solo quiere la experiencia de dar servicio a la gente, hacer que esté más pegada a su ecosistema. No quieren tener que lidiar con los asuntos regulatorios”
Las ventajas de la manzana
A Apple le conviene limitar sus ambiciones a la experiencia del cliente y dejar que otros construyan la infraestructura o se ocupen del riesgo crediticio y las regulaciones, dice Amit Daryanani, analista de Evercore ISI.
Esto le permite a Apple adoptar un enfoque bancario más selectivo, con mayores márgenes y menos gastos de capital, gracias a su capacidad para integrar herramientas en el sistema operativo del iPhone.
Un exdirectivo de Apple dice que el costo de captación de nuevos clientes para Apple Card era “más bajo que el de cualquier otra compañía de tarjetas de crédito” porque disponía de muchos canales de distribución.
Por ejemplo, Apple recordó a los usuarios, durante años, que se registraran en Apple Pay, incluso con notificaciones de color rojo en el menú de configuración que daban a entender que algo estaba mal si el servicio no estaba configurado.
Kim Schwendeman, vicepresidenta senior de adopción de pagos en Stax, una plataforma de pagos para pequeñas empresas, dice que tácticas similares podrían dar ventaja al programa Apple Pay Later.
“Es fácil para los consumidores que tienen Apple Pay aprovechar esas capacidades y obtener un préstamo”, dice. “Para algunos de los participantes su experiencia no es tan fluida”.
Apple también tiene otra ventaja a más largo plazo: los datos de los usuarios del iPhone podrían utilizarse para evaluar el riesgo de crédito de manera más completa que una calificación Fico tradicional.
Si se utilizaran estos datos para evaluar el riesgo, podrían ser “muy útiles para tomar decisiones de crédito inteligentes”, dice Charlotte Principato, analista de Morning Consult. “Mientras más información se tenga sobre un consumidor, mejores decisiones de préstamo se tomarán”, agrega. Y Apple “cuenta con una montaña de datos”.
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