Banca central deja de esperar normalización

Reunión de Jackson Hole. Los gobernadores admiten el “cambio de régimen” en las condiciones económicas.

Jay Powell, presidente de la Fed de EU, charla con el jefe de Banco de Inglaterra, Mark Carney. Amber Baesler Ap
Brendan Greeley
Jackson Hole /

Para los banqueros centrales del mundo reunidos en Jackson Hole, hay una sensación de que las cosas ya nunca van a ser lo mismo.

El mundo desarrollado tuvo un “cambio de régimen” en las condiciones económicas, le dijo James Bullard, presidente de la Reserva Federal de San Luis, al Financial Times. “Algo está pasando, y eso provoca, creo, una reconsideración total de la banca central y de todas nuestras apreciadas nociones sobre lo que creemos que hacemos”, destacó. “Simplemente tenemos que dejar de pensar que el próximo año las cosas van a ser normales”.

Las tasas de interés no subirán de nuevo pronto, el papel del dólar está bajo escrutinio tanto como un activo de refugio como de un medio de intercambio, y la incertidumbre comercial se ha convertido en una característica permanente de la formulación de políticas.

Los responsables de la formulación de políticas reconocieron que ya alcanzaron un punto de inflexión en la forma cómo ven el sistema global. No pueden depender de las herramientas que usaron antes de la crisis financiera para dar forma al entorno económico, y Estados Unidos ya no puede considerarse un actor predecible en la política económica o comercial, a pesar de que no hay un reemplazo inminente para el dólar estadunidense a la vista.

La reunión en Wyoming se produjo cuando Donald Trump, el presidente de Estados Unidos, prometió el viernes elevar los aranceles a las importaciones de productos chinos por un valor de 250 mil mdd. Su amenaza coronó un día tumultuoso en los mercados financieros del mundo que comenzó con el anuncio de Pekin sobre nuevos gravámenes sobre las importaciones estadounidenses por un valor de 75 mil mdd y vio a Jay Powell, presidente de la Fed de EU, advirtiendo que no es el trabajo del banco central ejecutar la política comercial.

La venta masiva resultante del mercado sugirió que los inversores se daban cuenta de la realidad de que no habrá un acuerdo entre las dos economías más grandes del mundo y que no hay un final claro para el conflicto comercial, solo una continua incertidumbre.

“Tomaron en cuenta de que habrá incertidumbre, habrá tuits, habrá amenazas y más amenazas en respuesta”, dijo Bullard. “Y así serán las cosas”.

Dijo que empieza a quedar claro que se dieron dos cambios a largo plazo en el entorno económico subyacente. El primero es que los bancos centrales no podrán volver a las políticas en las que se basaron antes de la crisis financiera mundial. La política de las tasas no subirán nuevamente a 5 por ciento y los balances del banco central no volverán pronto a ser de cero.

Este problema es peor para Europa y Japón que para EU, pero al tener en cuenta la interconexión de la economía global, es relevante en todo el mundo.

El segundo cambio que destacó Bullard es que para las empresas, la Fed y los bancos centrales mundiales, Estados Unidos ya no está en negociaciones comerciales. Está en un periodo de incertidumbre comercial prolongada, con consecuencias a largo plazo para la inversión empresarial.

Tanto Bullard como Robert Kaplan, presidente de la Fed de Dallas, señalaron la política comercial de Trump sobre México (y no con China) como un motor crucial de esta incertidumbre. En mayo, Trump amenazó con aplicar aranceles cuando ya había negociado un acuerdo comercial para modificar el TLCAN.

Para las firmas en el distrito de la Fed de Dallas, con cadenas de suministro que cruzan la frontera, indicó Kaplan, “se encendió la luz y cambiaron su postura”. “Tenemos que posicionarnos entendiendo que cualquier día de la semana podemos despertarnos y tener una sorpresa comercial incluso con quienes tenemos acuerdos, y eso no es solo con China”, dijo.

Según Kaplan, por primera vez en años, los bancos centrales se enfrentan a un problema que no provocó la política monetaria y que no puede solucionar. “El eje para lo que está sucediendo y la dirección de la economía tiene más que ver con la política comercial”, explicó.

Y hubo otro aspecto del papel de EU en el sistema económico global que preocupa: el estatus del dólar en el sistema monetario global.

EU representa solamente 10 por ciento del comercio y 15 por ciento del PIB mundiales, pero el dólar se utiliza para fijar el precio de la mitad de las facturas comerciales y dos tercios de la emisión global de valores, comentó Mark Carney, gobernador del Banco de Inglaterra. Argumentó que esto creó distorsiones en el sistema monetario global que socavaron la efectividad de la formulación de políticas.

Maurice Obstfeld, ex economista jefe del FMI y ahora en la Universidad de California, Berkeley, señaló que cuando otros países podían predecir el comportamiento de EU, estaban más dispuestos a ceder el control del sistema monetario a Washington. Pero ese enfoque está bajo un escrutinio cada vez mayor. “Cuando se consideraba a Estados Unidos como un líder responsable de la economía mundial, había menos preocupación”.

Sebnem Kalemli-Ozcan, de la Universidad de Maryland, destacó que la política monetaria de EU empujó la inversión dentro y fuera de las economías en desarrollo de manera que sus propios bancos centrales no podían controlar.

Carney hizo la sugerencia radical de que una moneda digital, privada o de control estatal, servirá como un contrapeso para el dólar. Pero él y otros reconocieron que no hay un mecanismo realista que pueda disociar la economía global del dólar de EU en el corto plazo.

Al salir de Jackson Hole, los banqueros centrales se quedaron con poco espacio para el estímulo monetario como medio para contrarrestar una perspectiva comercial cada vez más sombría que no pueden controlar. 

​MRA

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