Los principales grupos empresariales turcos instaron a Ankara a endurecer la política monetaria, introducir medidas de austeridad y a que busque resolver una disputa con Estados Unidos como un asunto de urgencia después de una crisis en el tipo de cambio que maltrató a la lira.
El movimiento es una muestra poco común de crítica pública del sector corporativo de Turquía, en el que muchas figuras empresariales se muestran renuentes a desafiar abiertamente al gobierno del presidente Recep Tayyip Erdogan. Esto destaca el grado de preocupación que existe en torno al deslizamiento de la lira, a pesar de que la moneda protagonizó una recuperación el martes.
En una señal de las posibles tensiones entre las empresas turcas y el gobierno, Erdogan endureció su posición el martes, y llamó a un boicot a los productos estadunidenses de tecnología.
Tusiad, la Asociación Turca de Industria y Empresas, y Tobb, la Unión de Cámaras y Mercados de Intercambios de Materias Primas de Turquía, dijeron que “se requiere una política monetaria más estricta con el fin de estabilizar los tipos de cambio”, así como que ésta venga acompañada por “medidas de austeridad”.
Con un tipo de cambio de alrededor de 6.6 libras turcas por dólar, la lira subió 4 por ciento en el día en las operaciones por la tarde, pero en lo que va del año la moneda ya perdió más de 40 por ciento de su valor. El deslizamiento de la moneda aumentó la presión sobre el sector corporativo turco, que tiene 293 mil millones de dólares de préstamos en moneda extranjera, e hizo que para muchas empresas sea aún más difícil poder pagar sus deudas.
Establecer “las medidas necesarias que se tienen que tomar sin retraso”, instaron las organizaciones empresariales para “la restauración de un marco positivo en las relaciones con la Unión Europea” y continuar con “los esfuerzos diplomáticos para resolver de manera urgente los problemas en la relación entre Estados Unidos y Turquía”.
Pero Ankara no dio señales de que se prepare para realizar algún ajuste en el rumbo.
Berat Albayrak, el ministro de Finanzas, dijo a los miembros de la fuerza gobernante, Partido de la Justicia y el Desarrollo, que el gobierno continuaría con medidas para proteger la lira, así como a las empresas con pasivos con denominación en moneda extranjera, y que convertiría a la política fiscal en un ancla aún más sólida. Dijo que no hubo una salida significativa de los depósitos bancarios y que los ratios de capital de los bancos turcos se mantuvieron muy por encima del umbral.
Erdogan abrió una nueva línea de ataque contra EU al decir que los turcos ya no comprarían productos de Apple ni de otras empresas estadunidenses de tecnología.
“Si tienen el iPhone, del otro lado está Samsung”, dijo el martes a los miembros del partido gobernante. “En nuestro país está el Venus”, en referencia a un smartphone que se produce en el país.
El enfrentamiento con Washington intensificó los problemas de la lira, con la moneda notablemente debilitada después de que el presidente estadunidense Donald Trump impuso sanciones a dos ministros del gabinete turco este mes debido a la detención de Ankara de un pastor evangélico de Carolina del Norte.
La semana pasada Trump también duplicó los aranceles al acero y el aluminio sobre las importaciones turcas y a Ankara le preocupan las posibles sanciones de Estados Unidos contra Halkbank, un banco bajo el control del Estado, por eludir las sanciones contra Irán.
Aunque John Bolton, asesor de seguridad nacional de la administración Trump, se reunió el lunes con el embajador de Turquía en EU para conversar, no hubo ninguna sugerencia de que Washington diera marcha atrás a su ultimátum para que Ankara libere al pastor Andrew Brunson, antes de que las negociaciones puedan continuar.
Un abogado de Brunson, a quien juzgan por cargos de terrorismo que él niega, dijo el martes que el pastor apela para que se levante su arresto domiciliario y se revoque una prohibición de viajar.
“La situación general no se ve bien, pero no ningún motivo legal para que no lo puedan liberar”, dijo el abogado Cem Halavurt.
En un síntoma de la preocupación en el sector corporativo de Turquía por el impacto del deslizamiento de la lira turca, la agencia calificadora Fitch rebajó la calificación de un importante grupo turco de alimentos.
Advirtió que Yasar Holding, un productor con sede en la ciudad costera de Izmir, era “vulnerable a la fuerte depreciación de la lira turca en su paridad con las monedas duras durante 2018”, y señaló que 55 por ciento de la deuda de la compañía y 30 por ciento de sus costos estaba en moneda dura.
En su mensaje, las asociaciones empresariales ofrecieron “apoyo comprometido” para un programa económico que anunció el gobierno la semana pasada, pero pidieron “una mapa concreto que genere confianza para reducir permanentemente la inflación”, que actualmente alcanza una tasa de casi 16 por ciento.
Mientras que muchos analistas externos critican el programa económico del gobierno por carecer de detalles, los ejecutivos y las asociaciones turcas hasta el momento se mantienen en silencio o respaldan el plan.
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Exigen al gobierno impulsar una política monetaria más estricta para estabilizar los tipos de cambio y tomar medidas de austeridad.
Estambul /
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