Donald Trump recibirá una fría recepción del Grupo de los Siete esta semana después de que los aliados de Estados Unidos condenaron sus aranceles al acero y el aluminio, en una notable reprimenda pública para el miembro más poderoso del grupo.
El presidente viajará a Canadá para su segunda cumbre del G7 con la amenaza de una guerra comercial en varios frentes y una amarga disputa entre Estados Unidos y sus aliados más cercanos.
El sábado, los ministros de Finanzas del G7 llamaron a una acción decisiva para abordar los aranceles y destacaron el “impacto negativo de las acciones comerciales unilaterales de Estados Unidos”.
Por otra parte, EU y China no lograron llegar a un acuerdo sobre comercio este fin de semana, ya que Wilbur Ross, secretario de Comercio estadunidense, ayer terminó una tercera ronda de negociaciones con el viceprimer ministro Liu He sin ningún avance.
Es raro ver una división pública de ese tipo en el G7, un grupo de democracias cuyas raíces se remontan a la década de los años 70, y más extraño aún ver críticas abiertas de sus miembros hacia Estados Unidos, que normalmente es una fuerza de liderazgo en la orientación de su agenda.
Pero la decisión de Trump de aplicar medidas proteccionistas contra países considerados por sí mismos los aliados económicos y militares más cercanos de Estados Unidos irritó y alarmó a los políticos en otras capitales.
“Desafortunadamente las acciones de Estados Unidos de esta semana hacen que se corra el riesgo de socavar los mismos valores que tradicionalmente nos unen”, dijo en un comunicado el ministro de Finanzas de Canadá, Bill Morneau.
Un resumen del presidente que publicó Canadá, la nación sede de la cumbre del G7, después de las reuniones de los ministros de Finanzas y banqueros centrales, señaló las preocupaciones de que “los aranceles impuestos por Estados Unidos a sus amigos y aliados, sobre la base de la seguridad nacional, socavan el comercio abierto y la confianza en la economía mundial”.
Las críticas públicas hacia EU en Whistler aumentan más lo que está en juego antes de la cumbre de líderes, entre ellos Trump, en Charlevoix. Se produce cuando los principales socios de Estados Unidos, entre ellos Canadá y la Unión Europea, se preparan para aplicar medidas de represalias después de la decisión de EU de imponer tarifas a las importaciones de acero y aluminio.
Morneau dijo a los periodistas, después de las reuniones, que hubo un consenso con excepción de EU de que las acciones de la administración Trump son “destructivas para nuestra capacidad de hacer las cosas”. Se le pidió a Steven Mnuchin, secretario del Tesoro, transmitir al presidente estadunidense el “pesar y la decepción” que sintieron los socios del G7.
Mnuchin reconoció los sentimientos expresados por los socios de EU, pero después de la reunión insistió en que Washington no renuncia a su posición al frente de la economía mundial. “De ninguna manera creo que Estados Unidos abandona su liderazgo, más bien lo contrario”, dijo en una conferencia de prensa, al citar la fortaleza de la reciente recuperación después de los recortes de impuestos encabezados por los republicanos en diciembre.
Sin embargo, en las reuniones los ministros de Finanzas instaron en repetidas ocasiones a EU a dar marcha atrás a su decisión de aplicar impuestos sobre las importaciones de los metales. Taro Aso, ministro de Finanzas de Japón, calificó la medida estadunidense de “profundamente deplorable” en comentarios ante los periodistas. Bruno Le Maire, el ministro de Finanzas de Francia, se refirió de manera áspera como el G6 más uno. Las discusiones, dijo más tarde, fueron tensas y difíciles. “No podemos entender las decisiones estadunidenses sobre el acero y el aluminio. La pelota está en la cancha de EU”, escribió en Twitter.
Los aliados de Estados Unidos en ambos lados del Atlántico citaron con enojo sus estrechos vínculos con EU y los sacrificios compartidos en guerras pasadas junto con al país y condenaron las medias de Estados Unidos. Bruselas dijo que va a imponer aranceles de represalia sobre las exportaciones de EU y llevará el caso ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), mientras que Canadá dijo que impondrá aranceles a las importaciones de EU con un valor hasta de 12 mil 800 millones de dólares.
Sin embargo, el sábado, cuando concluyeron las reuniones de los ministros de Finanzas y gobernadores de los bancos centrales del G7, Trump reiteró en las redes sociales sus demandas sobre el comercio, al decir. “¡Cuando pierdes casi 800 mil millones de dólares al año en comercio, no puedes perder una guerra comercial!”.
Agregó: “Si le cobramos a un país cero por sus bienes, y ellos cobran a los de nosotros 25, 50 o incluso 100, es injusto y eso ya no se puede tolerar.