Es una de las ironías en la guerra comercial entre Estados Unidos y China: las automotrices alemanas, BMW y Daimler, pueden terminar como los mayores perdedores.
Tras décadas de inversión en los estados estadunidenses que apoyan al Partido Republicano de Donald Trump, los dos mayores exportadores de automóviles de EU por valor probablemente terminen como los más perjudicados.
Si China hace realidad la amenaza de tomar represalias contra las políticas del presidente de EU, los vehículos utilitarios deportivos (SUV) que construye BMW en Carolina del Sur, y Mercedes, propiedad de Daimler, en Alabama, estarán sujetos a onerosos aranceles de 40 por ciento a partir del 6 de julio.
Por el contrario, las automotrices estadunidenses más importantes recibirán poco impacto por el aumento de los aranceles en China.
El mercado de Pekín es muy importante tanto para Ford como para General Motors, pero la gran mayoría de los vehículos que venden en China ya se produce en ese país. Las dos compañías tienen empresas conjuntas prósperas con compañías chinas que satisfacen la mayor parte de la demanda del mercado para sus vehículos.
Sumándose a la complejidad de las repercusiones de la guerra comercial, los rivales alemanes de Daimler y BMW, Porsche y Audi, pueden resultar beneficiados, ya que los vehículos que se exportan desde Europa enfrentarán impuestos de solo 15 por ciento.
Las unidades de vehículos deportivos y de lujo de Volkswagen no tienen presencia de producción en Estados Unidos. En su lugar producen sus vehículos utilitarios deportivos de lujo Cayenne y Q7 en Bratislava, Eslovaquia, el país que produce más automóviles per cápita en comparación con cualquier otro en el planeta.
Las nuevas barreras pondrán con una “desventaja significativa” a las marcas con fábricas en Estados Unidos, dice Jing Yang, director de Fitch Ratings.
Pekín amenazó con imponer las barreras de importación como una medida para contrarrestar el anuncio de los aranceles que hizo Trump con un valor de 50 mil mdd con los que pretende reducir el desequilibrio comercial.
La primera consecuencia no deseada de estas acciones de ojo por ojo es que Daimler emitió una advertencia de utilidades el miércoles, lo que llevó a los inversionistas a vender acciones de marcas europeas. BMW confirmó su panorama, aunque el analista de Morgan Stanley Harald Hendriksen advierte que sus exportaciones hacia EU también sufrirán.
La planta Mercedes-Benz que tiene Daimler en Tuscaloosa, Alabama, ya produjo más de 3 millones de vehículos desde 1997. El año pasado exportó alrededor de 60 mil SUV de lujo a China. BMW, que a lo largo de más de 25 años invirtió 9 mil mdd para convertir su planta de Spartanburg, Carolina del Sur, en su fábrica más grande a escala global, en 2017 exportó 64 mil SUV de Estados Unidos a China.
Gracias en parte a estas dos marcas alemanas, el superávit comercial en el sector automotriz de EU con China del año pasado fue de 11 mil 600 millones de dólares, de acuerdo con Fitch.
“Irónicamente, China es el único gran mercado con el que Estados Unidos disfruta de un superávit comercial en el sector automotriz”, dice Philippe Houchols, analista de Jefferies. “Los impuestos de importación podrían llevar a que las automotrices alemanas asignen más producción en China y pongan en peligro los puestos de trabajo y las exportaciones de Estados Unidos”.
Las exportaciones a China de GM, la automotriz más grande de EU “son insignificantes” dice Fitch. GM vendió casi 300 mil vehículos en todo el mundo en el primer trimestre, pero solamente unos cuantos cientos de autos se envían de Estados Unidos a China por año. “Los envíos de Ford en EU, en su mayoría de la marca Lincoln representaron solamente 6 por ciento de su ventas de 1.2 millones de vehículos en China el año pasado”, de acuerdo con Fitch.
Harley-Davidson podría ser otra víctima no buscada de la estrategia comercial del presidente de EU. La Unión Europea dijo que va a imponer aranceles de represalia sobre algunos productos entre los que se encuentran las icónicas motocicletas estadunidenses. Esto podría perjudicar el apoyo político que tiene Trump en áreas como Wisconsin, un estado en disputa clave en las elecciones de 2016 y hogar de la compañía.
La industria automotriz de China tampoco corre un gran riesgo con la imposición de aranceles por parte de EU. China exportó 53 mil vehículos a Estados Unidos el año pasado, solamente 0.2 por ciento de la producción automotriz del país, de acuerdo con Fitch.
La agencia calificadora dijo que el plan de Trump de aumentar las barreras de inversión contra China para proteger la propiedad intelectual “podrían plantear un mayor reto en el largo plazo”, pero la probable consecuencia es que las empresas chinas puedan usar “otras estrategias para mejorar su competitividad mundial, como invertir en Europa o impulsar las capacidades de investigación y desarrollo a nivel nacional”.
Una reacción de ese tipo sería lo opuesto a lo que el presidente aparentemente intenta lograr: fomentar la producción local y evitar la subcontratación. A principios de este mes, amenazó con elevar los aranceles de Estados Unidos a los coches europeos de 2.5 por ciento a 25 por ciento para equilibrar la diferencia comercial.