Las aseguradoras se preparan para afrontar grandes pérdidas por la temporada de huracanes en el Atlántico, ya que el huracán Beryl, que rompió récords, alimenta los temores de que el calentamiento de los océanos provoque tormentas más destructivas.
Los meteorólogos dijeron que se esperaba que Beryl trajera vientos y marejadas ciclónicas “potencialmente mortales” a Jamaica antes de tocar tierra en las Islas Caimán.
Su magnitud y su llegada tan temprana en la temporada de huracanes de la región, que comienza en junio, alcanza su punto máximo en agosto y septiembre y se prolonga hasta noviembre, ya afectó las acciones de algunas aseguradoras y reaseguradoras.
“Se tiene la sensación de que ya era hora de una mala temporada”, dijo a Financial Times Stephen Catlin, presidente ejecutivo de la aseguradora Convex y veterano del mercado de seguros. “Tener un primer huracán de esta magnitud sugiere que ese puede ser el caso”, advirtió.
Una variedad de factores contribuyen a la intensidad de los huracanes, pero los científicos del clima destacan los efectos del calentamiento de los océanos y el aumento del nivel del mar. El jefe de la división climática de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) dijo que el cambio climático “lleva a los desastres a nuevos niveles de destrucción sin precedente”.
Los meteorólogos de AccuWeather dijeron que la tormenta puede provocar “importantes inundaciones, anegaciones en las zonas costeras y daños por el viento” en Jamaica, después de que causó daños generalizados en Granada y San Vicente y las Granadinas y dejó varias personas muertas.
La industria de seguros ya esperaba una temporada de huracanes más intensa después de un 2023 más tranquilo. En mayo, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por su sigla en inglés) advirtió que había 85 por ciento más probabilidades de una temporada de huracanes en el Atlántico por encima del promedio, citando varios factores, entre ellos el calentamiento de los océanos.
La agencia espera que esta temporada se formen entre 17 y 25 tormentas con nombre y vientos de 63 kilómetros por hora o más. Se espera que entre ocho y 13 de esas tormentas se conviertan en huracanes con vientos de 119 kilómetros por hora.
Steve Bowen, director científico de la correduría de reaseguros Gallagher Re, afirmó que se trata de un “comienzo notable, preocupante y ominoso” para la temporada de huracanes en el Atlántico y debe ser una “ enorme llamada de atención” sobre las perspectivas de pérdidas.
Bowen dijo que estamos viendo los resultados de unas aguas oceánicas “tan cálidas en junio como normalmente deben estar en septiembre”, lo que para las tormentas proporciona “el proverbial combustible para cohetes”.
Si bien se espera que cualquier pérdida económica que pueda provocar el impacto de Beryl en Jamaica sea manejable, los ejecutivos de la industria dijeron que la trayectoria futura de la tormenta aún no está clara. Desde entonces se ha degradado a tormenta de categoría 4.
“Puede continuar hacia el oeste, hacia México, o hacer una curva hacia el Golfo y luego ir hacia Estados Unidos”, señalaron analistas de Twelve Capital. El huracán Harvey en 2017, una de las tormentas más costosas de EU, azotó el Caribe antes de dirigirse al Golfo de México y tocar tierra en Texas.
Es muy pronto para realizar estimaciones confiables de las reclamaciones de seguros, pero la atención se centra en los fondos de riesgo respaldados por el sector público del Caribe y en los bonos de catástrofe, una forma de reaseguro en la que los riesgos se comparten con los inversionistas.
El mes pasado, el Banco Mundial renovó su bono de catástrofe de 150 millones de dólares que cubre a Jamaica contra grandes tormentas con nombre, lo que, de activarse, representará algunas pérdidas para los inversionistas.
La forma en que se desarrolle la temporada de huracanes en el Atlántico será fundamental para la trayectoria de los precios en el mercado mundial de reaseguros inmobiliarios, que las aseguradoras de propiedades utilizan para cubrir sus riesgos. Los precios se han disparado en los últimos años.
Robert Muir-Wood, director de investigación de Moody’s, experto en seguros de riesgo, dijo que ahora hay “todos los indicios de que se trata de una intensa temporada de huracanes que probablemente romperá más récords”.
El más temprano
Beryl se convirtió en el primer huracán registrado en convertirse en una tormenta de categoría cinco, lo que significa que sus vientos y mareas pueden ser catastróficos, ya que el calentamiento de los océanos avivó la destrucción en el sureste del Caribe.
“El cambio climático provocado por el hombre está calentando nuestros océanos a escala global y en la cuenca del Atlántico, y derritiendo el hielo en la tierra, lo que lleva al aumento del nivel del mar, lo que incrementa el riesgo de marejadas ciclónicas”, advirtió la NOAA.