Verónica Bernal nació en México, pero ha vivido más de 20 años en Estados Unidos (EU). Cada mes le envía dinero a su familia en el lado sur de la frontera, como la mayoría de los 11 millones de compatriotas que radican en territorio estadounidense.
La pandemia de coronavirus no les impidió seguir mandando estas remesas, que incluso alcanzaron cifras récord en los primeros meses de 2021. Según datos del Banco de México (Banxico), los envíos de dinero del extranjero hacia nuestro país sumaron 4,152 millones de dólares (mdd) durante marzo de este año, el mayor monto desde que se tiene registro.
Asimismo, en el primer trimestre del 2021 ascendieron a 10,623 mdd, lo que representa cerca de 1.2% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional.
En 2020, con todo y la pandemia, las remesas crecieron 11.4% y se mantuvieron como la principal fuente de divisas para México, al sumar 40,606 mdd.
En buena medida, este crecimiento histórico se explica por los tres paquetes de estímulos económicos implementados en Estados Unidos, el último de ellos por 1.9 billones de dólares, aprobado por el gobierno del presidente Joe Biden. Verónica, por ejemplo, se contagió de covid-19 y se ausentó unos meses de su trabajo en un hotel de Las Vegas, pero en ese tiempo recibió tanto el seguro de desempleo como una ayuda extra de 2,500 dólares por haberse enfermado.
BBVA señala que las remesas son muy importantes para la economía nacional, dado que 5 de cada 100 hogares en el país reciben recursos provenientes de personas del extranjero. Y pronostica que el flujo de remesas de EU a México crecerá 7% este año y alcanzará un monto total de 43,450 mdd.
A pesar del dinamismo de las remesas, el reto más importante radica en bancarizar y promover el uso de nuevas herramientas digitales entre la población emisora y receptora, ya que 90% de las transacciones aún se hacen en efectivo, dice Bernardo Prum, director de Creze.
Según datos del Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos (CEMLA), en la región de América Latina y el Caribe, hay potencial para bancarizar a cerca de 25 millones de clientes de remesas. La inclusión de esta población al sistema financiero puede reducir los niveles de inseguridad por el manejo de efectivo e incentivar el uso de instrumentos como el ahorro, lo que a su vez es un primer paso para acceder a otros servicios como crédito y microseguros.
A nivel macroeconómico, esto contribuye a una mayor estabilidad financiera de los países. Por ello, los bancos, las fintech y el gobierno buscan cómo impulsar productos financieros para enviar y recibir dinero de forma rápida, segura y no tan cara sin salir de casa durante la pandemia.
Mandar remesas por medio de plataformas digitales también es más barato: para un envío de 200 dólares, el costo se redujo de 4.93% a 4.36% de la transacción entre 2018 y 2020, según datos de Visa, y en 2021 podría situarse en 3.8%. Si bien es necesa- rio desarrollar infraestructura básica como electricidad y banda ancha, una gran parte de los usuarios cuentan con smartphones que pueden ser una buena herramienta para potenciar la bancarización.
Dólares desde una app
Verónica dice que en EU todo se hace y se compra por internet. “Toda la gente tiene acceso; los camiones de paquetería no paran”. Esto también aplica para el envío de remesas, aunque ella prefiere el método tradicional.
Como Verónica, 95% de los migrantes mexicanos optan por mandar dinero físico al país, a pesar de que 67.6% de esta pobla- ción está bancarizada, según una encuesta de CEMLA. Sin embargo, la situación en México es muy distinta, pues apenas 34.2% de los receptores de remesas tienen una cuenta de cheques o ahorros.
“Es el porcentaje más bajo que hemos visto en todos los países, los cuales incluyen a República Dominicana, El Salvador, Honduras, Guatemala, Bolivia y Perú”, dice René Maldonado, coordinador del Programa de Remesas e Inclusión Financiera del CEMLA.
A esto se suma que menos del 27% de los receptores en México son usuarios de internet. El celular es otra historia: 7 de cada 10 destinatarios de remesas mexicanos lo utilizan. Según el CEMLA, “México tiene el potencial de bancarizar al 65% de los receptores de remesas mediante instrumentos que hagan uso de la telefonía móvil y del internet”.
Prum, de Creze, coincide en que “el país está bastante atrás tanto en digitaliza- ción como en bancarización”, pero añade que las empresas de tecnología financiera (fintech) pueden ayudar a que esta ten- dencia cambie: “lo que más queremos es bancarizar a la población (...) a través de una muy buena experiencia de usuario y mucha transparencia”.
El especialista pone el ejemplo de Chib, una plataforma que permite enviar dinero al instante desde EU por medio de una app móvil que lo deposita en una tarjeta que se solicita en México sin cobro de co- misiones.
“Hacia allá tiene que transitar el mercado”, dice Prum. Durante los primeros meses del confinamiento, varios operadores de remesas crearon productos de este tipo para enviar y recibir dinero desde casa, y los migrantes lo utilizaron, explica Maldonado
Las remesas son uno de los ingresos que hoy sostienen al país y los connacionales no dejarán de enviar recursos a sus familias en México. Pero para que este dinero rinda lo que debe y sea más sencillo el proceso de envío, es indispensable que el gobierno, los bancos y las fintech tra- bajen en conjunto y promuevan el uso de herramientas digitales y cuentas bancarias. Los primeros pasos, coinciden los expertos, ya se están dando.
Con el fin de atender esta problemática, se usará el Banco del Bienestar para que los mexicanos en EU abran cuentas y sus dólares se conviertan con el tipo de cambio que prevalece en el mercado al día.
El funcionario explicó que al hacer una transferencia de 300 dólares de un banco en EU a uno en México, con un tipo de cambio de 19.82 pesos, los beneficiarios cobran 5,946 pesos, monto que se reduce a 5,592 si la operación es en efectivo.
No obstante, más allá de cuánto mandan los connacionales en el extranjero, el monto que reciben en México se reduce no solo por los costos de envío, también por el tipo de cambio y hacer las transacciones en efectivo. De hecho, cada año se pierden 1,800 mdp porque algunos inter- mediarios pagan una cotización inferior a la del mercado, señaló el secretario de Hacienda, Arturo Herrera, el mes pasado.
Maldonado, del CEMLA, acota que este avance podría ser menor si los residentes en el extranjero deciden guardar parte de ese dinero para reconstituir el ahorro que les sirvió para apoyar, vía el envío de remesas, a sus familiares durante la pandemia. De ahí la importancia de “crear redes de seguridad que eviten que otras crisis como la que vivimos afecten a los migrantes”.
Aún así, Alberto Ramos, economista en jefe para Latinoamérica de Goldman Sachs, señala que “la expectativa de un estímulo fiscal continuo y un perfil de crecimiento sólido en EU deberían mantener un fuerte flujo de remesas en 2021”.
Mayo es el mes estrella de las remesas y CEMLA prevé que las divisas crezcan 20% solo en este periodo. En todo 2021, Banorte estima que el aumento será de entre 7% y 10%, menos vigoroso que el año anterior, pero se mantendrá, indica la institución financiera.
Cada vez más dinámico
“Para los migrantes ya no es tan importante el costo, sino la facilidad”, menciona Maldonado y añade que se deben simplificar algunos pasos, como la carga de dólares a las plataformas digitales para que des- pués sean enviados a México a través de un smartphone, o incluso la identificación de las personas en el extranjero a través de la matrícula consular, un requisito que no solicitan empresas como Chib.
Lo preocupante, dice, es que muchos de ellos volvieron al efectivo en cuanto rea- brieron las actividades presenciales. En su opinión, esto se debe a que los productos que se ofrecen actualmente en el mercado deben ser más específicos y acordes a las necesidades de quienes los utilizan.