Fábricas de EU batallan para captar "millennials"

Con programas de aprendizaje propios intentan subsanar la dificultad para cubrir vacantes de puestos laborales técnicos.

La fuerza laboral del sector envejece, advierten.
Patti Waldmeir
Danville, Illinois /

Los fabricantes en Estados Unidos tienen un problema de imagen. Batallan para competir por la fuerza laboral en un mercado tight, batallan con una desventaja adicional cuando contratan millennials o más jóvenes para reemplazar a los baby boomers que salen del mercado de trabajo: muchos no quieren estar en fábricas.

Las dificultades para contratar personal en parte refleja un estigma tácito relacionado con los trabajos de fabricación, “es mi principal limitador de crecimiento”, dice Patrick Bass, director para EU de ThyssenKrupp, el conglomerado alemán. “A finales de los años 70 y toda la década siguiente se dijo hasta el cansancio en los hogares que si tus hijos no iban a la universidad, no tendrían éxito en los años posteriores a la escuela”, dijo. “Pero hay más caminos hacia el éxito además de la universidad”.

“En EU, un ingeniero normalmente se gradúa de la universidad después de cinco años” y puede lograr un salario inicial promedio de entre 45 mil y 50 mil dólares con algo de deuda, dice. “Un soldador certificado después de cuatro años puede ganar de 85 mil a 100 mil dólares al año sin tener una deuda que se le acerque. Pero la mayoría de los hogares todavía dirá que un ingeniero tiene una carrera exitosa mientras que el soldador no. Ese es un problema fundamental en el que tenemos que trabajar”.

Dice que la necesidad más crítica en su compañía y otras preocupaciones de fabricación es para los empleos técnicos de “nivel medio”, como técnicos de calidad, de línea y soldadores certificados, empleos que requieren dos años de capacitación, no los cuatro para un título universitario.

ThyssenKrupp trata de abordar este problema con sus propios programas de aprendizaje en Estados Unidos basándose en la experiencia de su hogar alemán, donde los aprendizajes industriales son un camino profesional común y respetado.

El reto subyacente para los fabricantes de Estados Unidos es que su fuerza laboral está envejeciendo. Las cifras de la Oficina de Estadísticas Laborales de EU muestran que la mitad de los trabajadores de fabricación tienen 45 años o más y que las personas más jóvenes no ingresan a la fabricación a un ritmo similar al necesario para reemplazarlos cuando se jubilan. En el área de Chicago, de acuerdo con un estudio, un tercio de los trabajadores de fabricación tienen más de 55 años y hay dos vacantes de manufactura para cada contratación.

En la próxima década, en gran medida como resultado de las jubilaciones, habrá 3.4 millones de vacantes en empleos de fabricación, dijo Becky Frankiewicz, presidenta para América del Norte de ManpowerGroup, una empresa de selección de personal, muchos de ellos serán de “digifabricación”: la fabricación altamente automatizada y determinada por datos.

Presentarle a los millennials esta oportunidad todavía es una obra en proceso. Esra Ozer, director de comunicaciones de la Arconic, que alberga los activos downstream (refinación, distribución y venta) de la antigua Alcoa, dijo a la cumbre del Futuro de la Fabricación del FT en Chicago en mayo que los empleos de fabricación todavía se consideraban, por padres y educadores, como “sucios, repetitivos, no como una vía para la clase media”.

Tracey Massey, presidenta para el continente americano de Mars Wrigley Confectionery, dijo en la misma cumbre que su compañía intenta resaltar el factor positivo en la fabricación avanzada. “Si no puedes hacer que se vea genial, no vas a atraer a la gente”, dice, y señala que la suya es la única empresa de fabricación en la lista de Fortune de las 100 mejores empresas estadunidenses para trabajar.

Frankiewicz adoptó una posición similar, preguntando: “¿Cómo van a saber que la fabricación no es el trabajo de sus abuelos a menos que se los digamos?”.

El problema en Estados Unidos se exacerbó por el hecho de que las clases de artes industriales que se requerían en las generaciones anteriores —y dio a los estudiantes al menos una muestra de habilidades como la carpintería o soldadura— en las últimas décadas pasaron a un segundo plano a favor del trabajo académico vinculado con la universidad, dicen expertos de la industria.

“La mayoría de los jóvenes no sabe mucho sobre fabricación, tal vez sus padres no trabajen en eso”, dice Erin Steva, directora para el Medio Oeste de Young Invincibles, un grupo de defensa de la juventud que promueve los programas de formación. Muchos estudiantes piensan que los programas de aprendizaje no tienen una remuneración, no pueden llegar a ser un título universitario, y solo están disponibles para “trabajos del pasado, como la herrería”, dijo.

Los participantes en el Programa de Aprendizaje Juvenil de ThyssenKrupp en su planta de árboles de levas de Danville, Illinois, comienzan el programa como estudiantes de segundo año de preparatoria y pasan dos años asistiendo a ella; obtienen una certificación de trabajo metalúrgico a través del centro de formación profesional y un trabajo de medio tiempo en la planta. Algunos dicen que sus planes eran ser médicos o abogados, o incluso paleontólogos. Pero su programa de aprendizaje los convenció para trabajar en “digifabricación”.



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