Hasta el año pasado, ninguno de los casi 9 mil establecimientos Starbucks en Estados Unidos tenía un sindicato. Ahora, gracias en parte a una estrategia novedosa, la cadena de cafeterías se enfrenta a una de las campañas de formación de sindicato más concertadas en el sector de la comida rápida desde la década de 1980, con 54 establecimientos en 19 estados trabajando por la causa.
El esfuerzo marcó una victoria en diciembre cuando dos establecimientos de Starbucks en Buffalo, Nueva York, votaron para formar los primeros sindicatos en la historia de la compañía. Tan solo el lunes, 16 sucursales más se presentaron para las elecciones sindicales con las autoridades laborales federales.
A diferencia de la mayoría de los movimientos de trabajadores en las grandes empresas, que implican organizar en múltiples ubicaciones a la vez con la esperanza de maximizar el número de afiliados, Starbucks Workers United, el grupo que representa a los empleados de la compañía, adoptó un enfoque diferente.
Mediante la celebración de elecciones en establecimientos individuales con entre 20 y 50 trabajadores, los organizadores de los empleados pudieron recabar el apoyo de estos grupos relativamente pequeños antes de pasar a otras tiendas.
“Aquí hay un verdadero aumento del interés por la organización y mucha actividad de base, esencialmente empleados que trabajan con el sindicato, pero también por su cuenta y se comprometen a organizarse”, dijo Kate Andrias, profesora de la Facultad de Derecho de Columbia y experta laboral. “Es impresionante y un verdadero cambio respecto al pasado”.
El empuje de los empleados de Starbucks es la última prueba de si los trabajadores organizados pueden aumentar su poder de negociación en un momento en el que un número récord de empleados está renunciando a sus puestos durante la pandemia. La llamada gran renuncia obligó a algunos empresarios a ser más complacientes para conservar al personal.
Pero aunque la estrategia de Workers United resultó tener un éxito inusitado en un sector en el que el año pasado solo 1.3 por ciento de los trabajadores estaban afiliados a un sindicato, puede ser difícil de repetir.
Los establecimientos pequeños de la cadena de café se prestan a reunir a un puñado de trabajadores a la vez. Otras empresas con grandes instalaciones con docenas o incluso cientos de empleados pueden tener dificultades para organizar una masa crítica de apoyo.
En abril, uno de los esfuerzos de formación de sindicato de más alto perfil de los últimos años —la iniciativa de crear el primer sindicato de Amazon en EU en un gran almacén de Bessemer (Alabama)— fue rechazado. Las autoridades laborales federales anularon el resultado desde entonces y volvieron a programar las elecciones, alegando que Amazon influyó injustamente en los empleados.
Mientras, a pesar de una reciente ola de acciones exitosas en compañías como John Deere y Kellogg, los sindicatos estadunidenses siguen batallando en su mayoría por aumentar el número de miembros. La proporción de trabajadores afiliados a los sindicatos cayó de más de 20 por ciento en 1983 a solo 10.3 por ciento en 2021, a pesar de un breve repunte al comienzo de la pandemia, de acuerdo con el Departamento de Trabajo.
Maggie Carter, barista de 27 años de edad en una cafetería de Starbucks en Knoxville (Tennessee), empezó a organizar su tienda en noviembre tras sospechar que la oferta de la empresa de dos aumentos salariales en un año pretendía disuadir a los trabajadores de ejercer su poder de negociación en medio de una escasez nacional de mano de obra.
“Vimos que Starbucks podía perder dinero al final del día por tener todos estos cierres de tiendas, y aun así dar un aumento instantáneo a los socios”, dijo Carter. “No hay manera de que nos den dos aumentos de 2 dólares (por hora) en un año sin ninguna razón”.
Las elecciones del año pasado en las tiendas de Starbucks en Buffalo rápido se volvieron ásperas, ya que el sindicato acusó a la empresa de inundar las tiendas con nuevos empleados para diluir el apoyo. Las dos unidades de la zona que ya formaron su sindicato comenzaron a negociar con Starbucks su contrato el lunes, y la empresa se comprometió a hacerlo de buena fe.
Un representante de Starbucks dijo que la empresa no cree que sea necesario un sindicato en sus tiendas y que los problemas de personal planteados por los empleados son consecuencia de la actual escasez de mano de obra.
Los sindicatos en ciernes representan una amenaza financiera insignificante para la cadena, que el martes reportó ingresos inferiores a los esperados para el primer trimestre fiscal, según Nick Setyan, analista del sector de la industria de restaurantes de Wedbush.
Aunque es probable que los costos de la mano de obra aumenten como consecuencia de la continua escasez de trabajadores, el esquema salarial actual de Starbucks cuenta con un salario promedio por hora de 17 dólares y prestaciones como matrícula universitaria gratuita y cobertura de atención de salud.
Pero la batalla ya llamó la atención de un puñado de accionistas que en diciembre escribieron a la dirección de Starbucks para instarlos a adoptar un enfoque neutral ante las campañas para la formación de sindicatos.
“No dediquen recursos desmesurados a tratar de dar palos de ciego por todo el país, porque no solo es un error, sino que no hemos visto entre el público un apoyo a los sindicatos como este en generaciones”, dijo Jonas Kron, director de promoción del gestor de inversiones ESG Trillium Asset Management, que tiene una participación de 42 millones de dólares en Starbucks.
“Si Starbucks empieza a desarrollar una reputación antisindical, este es el momento equivocado para hacerlo”, añadió.
“Cuando llegas al meollo de esta campaña y a lo que estamos defendiendo, los socios de todo el país pueden empatizar con estas mismas luchas”, dijo Carter sobre las demandas de Starbucks Workers United de mayor personal y protocolos contra el covid. “Así que una vez que las escuchas, se vuelve mucho más difícil ignorarlas”.