La flexibilidad se ha convertido en una palabra totémica para Uber y Lyft. Han invocado regularmente su conveniencia cuando se les pregunta sobre su decisión de clasificar a los conductores como contratistas independientes en países como Estados Unidos. Un proyecto de ley que aprobó el Senado de California es un paso bienvenido, aunque con un poco de retraso, para cambiar eso.
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Parece obvio que a las personas que conducen de tiempo completo para estas empresas se les debe tratar como empleados y recibir los beneficios que conlleva la clasificación. La legislación californiana debería catalizar un esfuerzo más amplio para garantizar que los empleadores de la economía de chambas no se aprovechen de los trabajadores. Los disruptores digitales pueden tener razón en que la legislación laboral necesita una actualización. Eso no significa que los conductores deberían sufrir para aumentar los ingresos de las empresas.
El proyecto de ley AB 5 no significa automáticamente que cambiará la condición de los trabajadores de contratistas a empleados. En su lugar, amplía una decisión anterior de la Corte Suprema de California sobre los derechos laborales, lo que hace más difícil que los empleadores demuestren que los trabajadores son contratistas independientes. El proyecto de ley sigue un precedente legal similar que se estableció originalmente en octubre de 2016 en el Reino Unido. El fallo sostuvo que Uber tiene que tratar a los conductores como “trabajadores”. Los conductores en el país ahora tienen derecho a recibir tanto un salario mínimo como vacaciones pagadas (aunque no todas las prestaciones de un empleado).
Para los trabajadores de medio tiempo, la capacidad de elegir cuándo trabajar tiene un importante atractivo. Sin embargo, para aquellas personas que trabajan a tiempo completo, el Proyecto de Ley AB 5 tiene sentido patente. Al tratar a sus trabajadores como contratistas independientes, Uber y Lyft tratan de mantener bajos los gastos generales. Dado que ambas empresas manejan pérdidas, la decisión comercial es comprensible. Pero el efecto sobre los conductores es pernicioso. Los priva de las prestaciones que recibirían si su clasificación fuera como empleados, como atención médica, vacaciones pagadas o un salario mínimo.
Los intentos de las compañías de presentarse a sí mismas como que las impulsa el mejor de los intereses de sus trabajadores tampoco funcionan debido a su trabajo continuo con vehículos autónomos. En 2014, el entonces director ejecutivo de Uber, Travis Kalanick, habló de eliminar al “al otro tipo en el coche” para reducir los costos. Es difícil creer que la mentalidad haya cambiado.
Uber y Lyft pueden tener razón en que la implementación de un salario mínimo afectaría su servicio. En el sistema actual se les paga a los trabajadores un porcentaje de la tarifa por viaje. Las compañías de solicitud de transporte argumentan que obligarlos a pagar un salario mínimo a los conductores independientemente de si están en un trayecto que fue reservado conduciría a uno de dos cambios: una reducción en el número de choferes en las calles, que afecta a los clientes, o turnos programados, reduciendo la capacidad de los conductores para comenzar y parar (sus turnos).
Instituir tal vez necesite cambios en la legislación laboral. La sugerencia que hizo Matthew Taylor en 2017 de aplicar las reglas de salario mínimo en base a “tasa por pieza” ofrece una manera de que esto se pueda lograr. La implementación de estos cambios es probable que también se traduzcan en mayores costos para los consumidores, ya que Uber y Lyft buscan limitar el daño a sus propios resultados. Ninguno de estos son buenos argumentos para mantener el statu quo defectuoso.
Uber, Lyft y el servicio de entregas de alimentos DoorDash invierten un total de 90 millones de dólares hacia la propuesta de ley para noviembre de 2020. Esperan que esto los exima de la reclasificación y les permita impulsar acuerdos alternativos. En su lugar, esa suma de dinero nada despreciable podría destinarse a proporcionar mayores beneficios a los conductores. La decisión del Estado Dorado debería ser un ejemplo para otros gobiernos locales y nacionales. No debe permitirse que los modelos de negocio con los que se corre el riesgo de socavar los estándares justos de empleo continúen bajo la etiqueta de innovación.
Votación
La iniciativa AB5 fue avalada con 56 votos a favor y 15 en contra en la Asamblea dominada por el Partido Demócrata.
Independientes
En la actualidad, compañías como Uber y Lyft clasifican a quienes trabajan para ellas como contratistas independientes.