La era de la globalización —que ya había durado tres décadas— corre el riesgo de retroceder, de acuerdo con los ejecutivos de las empresas y los inversionistas, al tiempo que los líderes mundiales se reunieron la semana pasada en la ciudad suiza de Davos por primera vez desde que comenzó la pandemia del coronavirus.
Las consecuencias geopolíticas de la guerra de Rusia en Ucrania, en combinación con la disrupción de las cadenas de suministro mundiales causada por el virus de covid-19; la reciente agitación de los mercados y la rápida erosión de las perspectivas económicas a nivel mundial hacen que los líderes empresariales y los inversionistas se enfrenten a decisiones estratégicas vitales, de acuerdo con declaraciones de varios de ellos en entrevistas con el Financial Times.
“La tensión comercial entre Estados Unidos (EU) y China se aceleró con la pandemia y ahora esta la invasión de Rusia a Ucrania, todas estas tendencias plantean serias preocupaciones sobre un mundo desacoplado”, dijo José Manuel Barroso, presidente de Goldman Sachs International y expresidente de la Comisión Europea.
El onshoring (deslocalización), la renacionalización y la regionalización se han convertido en las últimas tendencias de las compañías mundiales, frenando el ritmo de la globalización, añadió Barroso.
“La globalización se enfrenta a la fricción del nacionalismo, el proteccionismo, el nativismo, el chovinismo si así prefieres, o incluso a veces la xenofobia, y para mí, no está claro quién va a ganar”, dijo Barroso.
“Prácticamente nadie había visto” estas condiciones antes “durante el arco de su carrera como inversionista”, según el jefe de uno de los grupos de capital riesgo más grandes del mundo.
Charles “Chip” Kaye, director ejecutivo de Warburg Pincus, dijo que la geopolítica está “al margen de nuestra forma de pensar” desde la caída del Muro de Berlín y que esto “proporcionó una cierta cantidad de oxígeno al crecimiento mundial”.
Sin embargo, dijo, la geopolítica ahora está “al frente y en el centro” de las decisiones de inversión, justo cuando “el viento favorable bastante poderoso para los precios de los activos” proporcionado por años de una inflación en picada y bajas tasas de interés llega a su fin.
“No se están optimizando los resultados económicos, sino que se están creando fricciones en el sistema”, dijo Kaye sobre el aumento de las tensiones geopolíticas.
Un enfoque sostenible
En las últimas semanas el debate sobre la desglobalización aumentó entre las compañías. Según el proveedor de datos Sentieo, las menciones al nearshoring (deslocalización cerca del país de origen de la empresa), el onshoring (la relocalización en el país de la compañía) y el reshoring (reapuntalamiento de las empresas) en las teleconferencias de resultados de las compañías y en las conferencias de inversores ya alcanzaron su nivel más alto desde al menos 2005.
El tema ocupó un lugar destacado en la agenda de los asistentes al Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) de Davos 2022. Desde su última reunión, en enero de 2020, los acontecimientos mundiales agitaron las cadenas de suministro que sustentan la globalización que defiende el WEF.
“Las empresas dicen que necesito que mi producción esté cerca de mis clientes”, dijo Jonathan Gray, presidente de Blackstone.
El director de la compañía farmacéutica más grande de Asia dijo que la era de la globalización, basada en la subcontratación para reducir costos, había terminado.
Christophe Weber, director ejecutivo de Takeda, con sede en Tokio, Japón, afirmó que los fabricantes de medicamentos seguirán buscando el crecimiento en los mercados internacionales, especialmente en China, por su gran potencial. Pero el enfoque corporativo se desplazó hacia una forma más sostenible de globalización, dijo: “Es una cuestión de quitar riesgos a la cadena de suministro”.
“Sería una forma simplificada decir que la globalización ya terminó, pero la globalización que la gente tiene en mente ya no es algo cierto”, dijo Weber y añadió: “La globalización que existía hace unos años, el comercio sin restricciones y la idea de ‘el mundo es plano’, se terminó”.
Takeda implementó una política de doble abastecimiento para incorporar más blindaje a sus cadenas de suministro, añadió Weber. “Nunca pensé que la subcontratación fuera a funcionar a largo plazo, pero creo que ahora está claro para todos”.
Producción más local
Las industrias de consumo también experimentan un giro lejos de la globalización, según Rachid Mohamed Rachid, presidente de Valentino y Balmain.
Algunas compañías de lujo están replanteando su estrategia, que solía depender en gran medida de la marca global, la venta a los turistas y el envío de productos a todo el mundo. “El negocio se volvió local.… las tiendas de Londres, París o Milán atienden ahora más a sus residentes locales que antes”, dijo.
En los últimos dos años, las empresas comenzaron a “aparentar ser locales y a actuar localmente en lugar de actuar globalmente”, dijo en la conferencia Business of Luxury de Financial Times la semana pasada. “En diferentes mercados como Estados Unidos, Europa, Asia, incluso en mercados más pequeños como América Latina y África, la gente ahora busca a nivel local y estoy seguro de que se producirán muchos acuerdos locales”.
Dominik Asam, director financiero de Airbus, advirtió que esto podría tener graves consecuencias económicas. “Si una parte significativa de las décadas de ganancias de productividad impulsadas por la globalización se revirtiera en un corto periodo de tiempo, esto haría subir la inflación y daría lugar a una recesión importante y prolongada”, dijo.
“Precisamente por eso creo que las principales potencias económicas llegarán a la conclusión de que tienen que hacer todo lo posible para evitar un escenario tan devastador”, añadió Asam.
Barroso, de Goldman Sachs, culpó a un espíritu menos cooperativo dentro del G20 ahora en comparación con la crisis financiera de 2008. Los líderes políticos deben distinguir entre las diferencias geopolíticas serias y la necesidad de afrontar retos como la salud pública y el cambio climático, dijo.
El jefe del banco central de Alemania, Joachim Nagel, enumeró la desglobalización como una de las “tres D” que “aumentarán las presiones inflacionarias”, junto con la descarbonización y la demografía.
El giro para alejarse de la globalización se “alimenta por las tensiones geopolíticas y el deseo de reducir las dependencias económicas”, dijo Nagel después de una reunión de ministros de finanzas y gobernadores de bancos centrales del G7 en Königswinter, Alemania, a principios de la semana pasada.
srgs