En los viejos tiempos, digamos hace unos cinco años, LinkedIn era una propuesta bastante sencilla: buscadores de empleo, contratistas y empresarios se encontraban con reclutadores, empleadores e inversionistas.
Luego, durante la pandemia, las cosas se pusieron peculiares al difuminarse la división entre el hogar y el trabajo, y LinkedIn pasó de ser estrictamente empresarial a personal.
Los usuarios de LinkedIn ya no solo presumían sus logros profesionales, sino que también compartían sus momentos más bajos y debilidades humanas. Es un cambio que Shani Orgad, profesora de medios y comunicación de la London School of Economics, llama el “giro de la vulnerabilidad”. Un tema común es el “venirse abajo”, donde un profesional llega al punto de quiebre. Las “publicaciones de venirse abajo” escribe, “a menudo incluyen imágenes del autor llorando, reforzadas por textos que alientan a los lectores a ‘escucharse a sí mismos’ y permitirse ser vulnerables, o fotografías (a menudo selfies) del cartel en un hospital (o la persona) vestida con bata de hospital y conectada a equipo médico”. Un ejemplo es la publicación viral que hizo un trabajador de servicios financieros desde una sala de cardiología sobre su epifanía después de un infarto.
En ocasiones, esto puede resultar contraproducente, como le ocurrió al director ejecutivo que publicó una selfie con lágrimas en los ojos después de hacer despidos, acompañada de un texto que explica: “Esto será lo más vulnerable que compartiré jamás”. Fue criticado por narcisismo.
La tendencia refleja un mundo corporativo que anima a las personas a hablar sobre sus dificultades y sus vidas, incluida la salud física y mental, la sexualidad o la familia, en un intento por ser auténticos, parte de una cultura más amplia de compartir debilidades personales o, algunos dirían, compartir demasiado. Por supuesto, al tratarse de LinkedIn, estas suelen ser variaciones de triunfar sobre la adversidad o de que les importa demasiado.
La mezcla personal-profesional llegó a crear un “capítulo extraño” en la vida de LinkedIn, dice el comediante Michael Spicer, conocido por sus videos Room Next Door en los que finge dar consejos a un político, y que también ironiza sobre lo peor de LinkedIn. “Las personas centradas en los negocios utilizan sus vidas para seguir hablando sobre trabajos y formación de equipos. Así que publican sobre casarse, pero lo enmarcan como “lo que ser esposo me ha enseñado sobre cómo iniciar un negocio”.
Sin embargo, el cambio de personalidad de LinkedIn carece de un elemento esencial: el humor. Eso no quiere decir que la plataforma no sea divertida. Su comedia accidental ha sido una rica veta, incluso para State of LinkedIn de Twitter y Lunatics of LinkedIn de Reddit, que contiene una publicación de una mujer sentada en el escusado con su laptop sobre las rodillas, porque cuando inicias un negocio tienes que seguir trabajando, sin más remedio que “seguir empujando”.
El poco humor intencional que existe en LinkedIn tiende a parodiar la plataforma. El comediante Ken Cheng, que escribe publicaciones como “Nunca falles. Si crees que estás a punto de fracasar, simplemente no lo hagas”, dice la gente que lo ve como “un bienvenido escape de la naturaleza tan corporativa y autoengrandecida de LinkedIn”. El especialista en mercadotecnia británico Tom Boston es otra rara excepción, ya que realiza breves sketches en video sobre su profesión: las ventas, algo que le permitió darse a conocer y recibir un ascenso.
La escasez general de humor desenfadado refleja la delicada naturaleza del humor en el trabajo. Aparte del riesgo de que una broma termine no en una carcajada sino en una reunión con recursos humanos, está el equilibrio entre avanzar en su carrera y sonar como el personaje de The Office, David Brent (“Soy un amigo primero y después un jefe. Probablemente un animador en tercer lugar”). Es particularmente complicado ser gracioso mientras se espera llamar la atención de un posible empleador.
Quizás también habla de la falta de seriedad de muchos empleos administrativos. Si tienes algo de ingenio, probablemente sepas que tu trabajo huele a mentira, parafraseando descabelladamente al fallecido antropólogo David Graeber. Pero LinkedIn depende de que actuemos de otra manera. “Los que están obsesionados con el dinero, el poder y el estatus no tienen ningún sentido del humor”, dice sin rodeos Spicer. “Por eso son involuntariamente graciosos”.
Sin embargo, el humor es uno de los pocos rasgos que diferencian a los humanos de las computadoras, algo que seguramente será más importante en el futuro.
Las herramientas de inteligencia artificial ya hacen un buen trabajo generando contenido de LinkedIn. Para probarlo, le pedí a uno que creara una publicación sobre humor en LinkedIn. “Si bien la risa tiene su lugar”, escribió. “Es valioso mantener una presencia pulida y enfocada en esta plataforma centrada en los negocios. ¡Mantengamos el #profesionalismo alto y los #chistes para otra plataforma! #LinkedInInsights”. En una guerra contra las máquinas la mejor defensa puede ser el #humor.
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