Todos los días, plataformas como Facebook tienen que hacer concesiones en valores sociales importantes, entre la libertad de expresión y la seguridad, la privacidad y la aplicación de la ley, y entre crear sistemas abiertos y bloquear datos.
Pocas veces hay una respuesta claramente correcta. A menudo es importante que se tomen decisiones de una manera que la gente perciba como legítima.
No creo que las compañías deban tomar solas tantas decisiones cuando tocan valores democráticos fundamentales. Esa es la razón por la que, el año pasado, hice un llamado para tener regulaciones en cuatro áreas: elecciones, contenido dañino, privacidad y portabilidad de datos.
El lunes pasado, Facebook publicó su segundo estudio que establece algunas preguntas que la regulación debería abordar. También trabajamos con gobiernos —entre ellos Francia y Nueva Zelanda— sobre cómo podría ser la regulación. Algunos temas seguían apareciendo.
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Uno es la transparencia. Los gobiernos a menudo nos dicen que es difícil diseñar una regulación de contenido porque no tienen idea de cómo funcionan nuestros sistemas. Facebook ya publica informes más detallados sobre contenido dañino que cualquier otro servicio de internet, y le hemos mostrado a los reguladores cómo funcionan nuestros sistemas. También estamos buscando la apertura de nuestros sistemas de moderación de contenido para una auditoría externa.
Luego están los anuncios políticos. Creemos que la publicidad es más transparente en Facebook que en la televisión, la prensa u otros servicios en línea. Publicamos detalles acerca de los anuncios políticos y su emisión —incluyendo quién los pagó, cuánto se gastó y cuántas personas fueron alcanzadas— en nuestra biblioteca.
Pero, ¿quién decide qué cuenta como publicidad política en una democracia? Si una organización sin fines de lucro publica un anuncio sobre inmigración durante una elección, ¿es político? ¿Quién debería decidir, las compañías privadas o los gobiernos?
Otro tema es la apertura. Me alegra que la Unión Europea esté buscando facilitar el intercambio de datos, ya que permite a las personas desarrollar cosas que son valiosas para la sociedad. Las agencias internacionales utilizan el programa Data for Good de Facebook para determinar qué comunidades necesitan ayuda después de los desastres naturales, y los gobiernos usan nuestros mapas de densidad de población disponibles públicamente para las campañas de vacunación.
Por supuesto, siempre debes ser capaz de transferir tus datos entre servicios.
Pero, ¿cómo definimos qué cuenta como tus datos? Si comparto algo contigo, como mi cumpleaños, ¿debería poder llevar esos datos a otros servicios, como tu aplicación de calendario? ¿Son mis datos o los tuyos?
Tenemos que equilibrar la promoción de la innovación y la investigación contra la protección de la privacidad y la seguridad de las personas.
Sin reglas claras sobre la portabilidad, las estrictas leyes de privacidad alientan a las empresas a bloquear los datos, negándose a compartirlos con otros, para minimizar los riesgos regulatorios.
Por último, necesitamos más supervisión y rendición de cuentas. Las personas necesitan sentir que las plataformas globales le responden a alguien, por lo que la regulación debe hacer que las empresas rindan cuentas cuando cometen errores.
Las compañías como la mía también necesitan una mejor supervisión cuando toman decisiones, por eso estamos creando un Consejo de Supervisión independiente para que las personas puedan apelar las decisiones de contenido de Facebook.
Creo que una buena regulación puede perjudicar los negocios de Facebook en el corto plazo, pero será mejor para todos, incluidos nosotros, en el largo plazo.
Estos son problemas que deben corregirse y afectan a nuestra industria en general. Si no creamos estándares que la gente considere legítimos, no confiarán en las instituciones o la tecnología.
Por supuesto, no estaremos de acuerdo con todas las propuestas. La regulación puede tener consecuencias no deseadas, especialmente para las pequeñas empresas y medianas que no pueden realizar un análisis más sofisticados de datos y mercadotecnia por su cuenta. Millones de empresas pequeñas confían en compañías como la nuestra para hacerlo por ellas.
Si la regulación hace que sea más difícil compartir datos y utilizar estas herramientas, eso podría perjudicarlos de manera desproporcionada y, sin darse cuenta, dar una ventaja a las empresas más grandes que pueden hacerlo.
Aún así, en lugar de depender de empresas individuales para que establezcan sus propios estándares, nos beneficiaría un proceso más democrático. Por eso estamos presionando para una nueva legislación, y apoyamos las propuestas actuales de Estados Unidos (EU) para evitar la interferencia electoral, como la Ley de Anuncios Honestos (Honest Ads Act) y la Ley para la Disuasión (Deter Act).
Para ser claros, no se trata de pasar la responsabilidad. Facebook no está a la espera de la regulación, continuamos avanzando en estos temas nosotros mismos, pero creo que reglas más claras serían mejores para todos. Internet es una fuerza poderosa para el empoderamiento social y económico. La regulación que proteja a las personas y apoye la innovación puede garantizar que siga siendo así.