No se puede decretar el regreso a la normalidad

FINANCIAL TIMES

Instituto de Estudios Fiscales. La incertidumbre y el golpe del virus en la economía y la oferta laboral británicas, entre los obstáculos para volver al trabajo y a gastar.

Las calles del distrito financiero de Londres continúan con las restricciones. (Henry Nicholls/Reuters)
Martin Wolf
Londres /

El gobierno de Reino Unido está planeando cómo, y qué tan rápido, terminar el cierre. Esto necesita un conjunto complejo y entrelazado de decisiones que se tomen bajo una gran incertidumbre. Al tomarlas, el gobierno debe darse cuenta de que tiene un mal historial en el manejo de covid-19 hasta el momento. Tiene que hacerlo mucho mejor.

La tasa de mortalidad registrada por millón en Reino Unido, casi una subestimación, es la cuarta más alta entre sus pares, con solo Italia (ligeramente), España y Bélgica por delante, a pesar de que estos países sufrieron el ataque de la pandemia antes que Reino Unido. Esto debería haberle dado tiempo a Gran Bretaña para reconocer los peligros y responder con eficacia. ¿Me sorprende el fracaso? Realmente no.

Un gran número de personas cree que, con el fin de proteger la economía, lo más sensato era imponer (y todavía lo es) pocas o ningunas restricciones al comportamiento individual, aparte de decirle a los más vulnerables que se queden en casa. Ahora no se proyecta que los países que se negaron a imponer controles estrictos, como Suecia y Países Bajos, obtengan mejores resultados económicos. Tuvieron un número mucho mayor de muertes que sus pares, como Austria, Dinamarca, Finlandia, Alemania o Noruega. Sin embargo, no se espera que sus perspectivas de crecimiento sean mejores. La supuesta compensación entre la supresión del virus y la salud de la economía, en el mediano plazo, es ilusoria.

El último pronóstico del Banco de Inglaterra de una contracción de 14 por ciento del producto interno bruto este año, al que seguirá una expansión de 15 por ciento en 2021, supone que “las medidas de distanciamiento social y los esquemas de apoyo del gobierno” permanezcan “como están hasta principios de junio, antes de relajarlos gradualmente” para finales del tercer trimestre. También supone muy poca “cicatrización” de la economía por el colapso de la producción ahora en curso.

Por desgracia, estos supuestos parecen optimistas. Otro gran aumento en el número de infecciones sin duda hará que la recuperación proyectada se vuelva inconcebible. Pero evitar un aumento de ese tipo también debe significar que las medidas de distanciamiento de algún tipo continuarán mucho más allá del 30 de septiembre.

Un estudio del Institute for Fiscal Studies (Instituto de Estudios Fiscales) pone de manifiesto la gran cantidad de obstáculos para cualquier retorno temprano a la normalidad. En primer lugar, la incertidumbre no desaparecerá. En segundo lugar, el impacto del virus en la oferta y la demanda de bienes y servicios será muy heterogéneo. Por el lado de la oferta, el trabajo que exige el contacto o cooperación presencial continuará siendo más afectado que el trabajo que se puede hacer a distancia. Lo mismo ocurrirá con el patrón de demanda. En tercer lugar, el impacto en la oferta laboral y en los posibles compradores también va a ser heterogéneo, ya que los jóvenes serán capaces de operar tanto como antes y los mayores y las personas con problemas de salud lo harán mucho menos. En cuarto lugar, incluso esto ignora el complejo impacto de la economía mundial.

Una consecuencia es que la estructura de la oferta, la demanda y el trabajo disponible cambiará durante la epidemia. Esto hace que la suposición del Banco de Inglaterra de una recuperación económica suave sea más inverosímil. También complicará la retirada o modificación de los programas de apoyo del gobierno, los efectos sobre los diferentes grupos seguirán desiguales y el gobierno y las empresas buscarán formas de tranquilizar a los trabajadores y a los clientes.

Los estrechos vínculos entre los diferentes grupos de trabajadores serán difíciles de manejar. Lograr que los padres vuelvan al trabajo exige la reapertura de las escuelas. Eso también significa tentar a los profesores para que regresen al trabajo también. Conseguir que los jóvenes vuelvan al trabajo requiere la presencia de supervisores y gerentes de más edad. ¿Los trabajadores no clave deberán salir libremente si eso pone en riesgo a sus parejas? El informe aclara estas complejidades, y muchas más.

Reino Unido apenas está al final del comienzo. Tampoco fue un buen inicio. Parece una tontería imaginar que el país volverá rápidamente a la vida como era antes del covid-19. Las cosas seguirán siendo diferentes.

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NECESARIO, UN PLAN DE REACTIVACIÓN

El futuro menos malo parece ser uno en el que la enfermedad se suprime hasta que llega una vacuna. Mientras tanto, se requerirán pruebas, seguimiento y cuarentena, y los representantes del gobierno, empresas y trabajadores tendrán que hacer planes que permitan que la mayor parte de la economía pueda volver a abrir, además de proteger la salud y los medios de subsistencia de los vulnerables física y económicamente. Es una de las tareas más complejas que el gobierno haya intentado nunca. Sin duda habrá sorpresas. Pero esta vez hay que pensarlo bien.

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