En septiembre de 2018, en la noche del desfile debut de Hedi Slimane para la marca de moda Celine, propiedad de LVMH, un grupo de mujeres se reunieron frente a La Bar Du Caveau de París para honrar a su predecesora, la diseñadora Phoebe Philo.
Las “Philophiles” —entre ellas la estilista de moda Yasmin Sewell, la diseñadora de joyería Gaika Repossi y la modelo Daniela Kocianova— vestían camisas amplias, aretes de perlas barrocas y pantalones anchos y plisados, con sus suéteres de cachemira atados cruzando el cuerpo en imitación de la propia Phoebe Philo. Estaban allí para brindar por una diseñadora que, durante una década, había sido la proveedora de indumentaria para la gente popular de la moda, tan venerada por el corte exacto de sus pantalones y gabardinas como por su capacidad para trazar el rumbo de la industria temporada tras temporada.
Tres años después de alejarse del candente centro de la moda —durante el cual se enfocó en sus tres hijos en Londres— Philo está de vuelta. La diseñadora británica de 48 años de edad anunció que lanzaría una marca homónima con el respaldo minoritario de su antiguo empleador, LVMH. Prometió ropa y accesorios de “calidad y diseño excepcionales”.
El anuncio se hizo sentir en una industria que durante mucho tiempo había especulado que Philo sucedería a Karl Lagerfeld en Chanel, o que ocuparía el puesto más alto en una casa con ingresos multimillonarios como Burberry. Pero, desde hace mucho tiempo, Philo tiene la ambición de dirigir su propia marca, y le dijo a The Guardian en 2009 que después de dejar Chloe, propiedad de Richemont, donde fue directora creativa de 2001 a 2006, había explorado el lanzamiento de su propia línea, aunque “el momento no era el adecuado y luego apareció Celine y simplemente encajaba”.
Asegurar patrocinadores para su empresa fue presumiblemente más fácil esta vez. Philo, junto con el entonces director ejecutivo Marco Gobbetti, multiplicó por cinco las ventas de Celine a poco más de 900 millones de euros entre 2008 y 2018, según el analista de artículos de lujo de Citi, Thomas Chauvet.
Phoebe Philo, diseñadora “Phoebe tiene un talento increíble para anticipar y crear los nuevos objetos de deseo para su audiencia”, dice Gobbetti, el director ejecutivo saliente de Burberry que la contrató en 2008. “En Celine, tuvo un impacto transformador en la moda y el lujo, saliendo de la recesión y creando un increíble deseo y entusiasmo por piezas de inversión atemporales pero modernas”.
Lo Dice...“Phoebe tiene un talento increíble para anticipar y crear los nuevos objetos de deseo para su audiencia”
“Todos estábamos diseñando para Phoebe Philo al final del día”, dice el diseñador Rok Hwang de Rokh, quien trabajó con Philo de 2008 a 2012. “Ella era realmente la musa”, agrega.
Phoebe Philo nació en París y creció en Londres, recibió una máquina de coser cuando cumplió 14 años. Fue a Central Saint Martins con Stella McCartney, cuya mano derecha pasó a estar en Chloe antes de sucederla allí en 2001. En Chloe, a Philo se le atribuyó el inicio de la tendencia de los vestidos de tipo baby doll y los accesorios de cuero pesado, como el bolso Paddington.
Conocida por sus diseños que hacían que las mujeres se sintieran empoderadas y elegantes, su periodo al mando de Celine estuvo marcado por una sucesión de bolsos “it” (bolsos de diseñador de alto precio y que se convierten en éxito de ventas) —entre ellos las bolsas Trapeze y Luggage, y la delgada cross-body (bandolera) Trio— y ropa atemporal y pragmática que a veces alcanza precios superiores a los minoristas en sitios web de segunda mano.
Sus diseños desafiaban a menudo el buen gusto convencional antes de llegar a definirlo: chanclas forradas de piel, tenis con vestidos, un solo arete. “Fue la primera en mezclar neón con colores sutiles”, dice la exdirectora de moda de Barneys, Marina Larroude, sobre las tendencias que introdujo. “Ahora suena tonto, porque todo el mundo lo hace. Pero cualquier cosa que pusiera en la pasarela, sabías que sería lo que las masas verían en la próxima década”.
Descrita como “precisa”, “privada”, “enigmática” y que cuenta con una “visión clara”, sus amigos y antiguos colegas dicen que lo que la distingue de otros diseñadores es un compromiso con los altos estándares —“La mediocridad me resulta difícil”, dijo a la Vogue británica en 2014— y un enfoque total en el cliente.
“La forma de pensar de Phoebe Philo es realmente diferente a la de cualquier otra persona con la que he trabajado antes y después”, dice un antiguo colega de diseño. “Especialmente en una industria dominada por hombres, como desafortunadamente pasa en la moda, es muy raro tener a alguien que realmente piense en el cliente final, y pensar si esto es práctico, ¿puedes dejar a tus hijos en la escuela haciendo esto, el arete es muy pesado?
Antiguos colegas dicen que se resistió a las tendencias propuestas por los equipos de mercadotecnia de Celine. Uno recuerda una larga búsqueda por parte de Philo de una cadena adecuada para usar durante una tendencia de bolsos con correas de cadena, que ella creía que se clavaban en los hombros de las mujeres. “No me gusta que la ropa se imponga a las mujeres”, dijo Phoebe Philo sobre la tensión entre la moda y la funcionalidad en 2014. “Deben usarse en la vida real”.
Aunque los ingresos de Celine crecieron rápidamente y Barneys vendía anualmente “miles de millones” de suéteres diseñados por Phoebe Philo, “ella no era una diseñadora comercial”, dice Larroude. “Ella no quería hacer la belleza, ella no quería la máquina. Creo que quería mantenerlo en un cierto nivel”.
Las personas que conocen y han observado a Phoebe Philo de cerca creen que ella adoptará el mismo enfoque en su propia empresa.
srgs