SoftBank se vio obligado a transferir mil 500 millones de dólares a Goldman Sachs y otras entidades de crédito días antes de que WeWork se declarara en quiebra, mientras el costo de una de las peores inversiones de capital riesgo de la historia sigue aumentando para el grupo japonés.
El pago hace que el total que SoftBank ya comprometió con WeWork alcance más de 16 mil millones de dólares desde su inversión inicial en 2017, según muestran los documentos que pudo analizar Financial Times.
Bajo la gestión del director ejecutivo, Masayoshi Son, SoftBank y los inversionistas de su fondo Vision Fund financiaron el ascenso de WeWork, completando una extraordinaria transferencia monetaria a los propietarios de los edificios, así como a los empleados y otros inversionistas que vendieron sus acciones al conglomerado japonés.
La quiebra de WeWork eliminó la mayor parte de la inversión de SoftBank, aunque el grupo japonés tendrá la oportunidad de recuperar una parte de sus pérdidas al convertir parte de su deuda existente en acciones de la compañía reorganizada.
El pago del 31 de octubre a las instituciones de crédito lideradas por Goldman estaba vinculado a una “carta de crédito” que SoftBank ayudó a WeWork a garantizar en diciembre de 2019, según se muestra en la declaración de bancarrota de la compañía. En ese momento, la firma lidiaba con las consecuencias de la salida de Adam Neumann, su cofundador y ex director ejecutivo, y el hecho de que había quemado miles de millones de dólares en capital de los inversionistas para financiar su expansión excesivamente entusiasta.
De hecho, SoftBank firmó conjuntamente la carta de crédito de mil 750 millones de dólares, actuando como deudor junto a WeWork para convencer a los recelosos comités de administración de riesgos de Wall Street.
Los ejecutivos de SoftBank creían que garantizar la carta de crédito era la mejor opción para mantener viva su inversión de capital existente en ese momento: ya había invertido más de 9 mil millones de dólares a través de su propio balance y del Vision Fund en ese momento.
Un préstamo crucial de 6 mil millones de dólares que WeWork necesitaba y en el que había basado sus planes de crecimiento estaba vinculado al éxito de la oferta pública inicial. Cuando se abandonó la salida a bolsa, el préstamo se escapó de sus manos, poniendo en peligro las finanzas de la compañía. De repente, los ejecutivos se vieron ante la posibilidad de la quiebra, en un giro que puso de relieve hasta qué punto se habían desinflado las perspectivas de la compañía.
Las cartas de crédito difieren de los préstamos corporativos tradicionales, ya que los bancos garantizan que se efectuará un pago futuro a un tercero incluso si la empresa no puede reunir los fondos.
Esto fue fundamental para WeWork después de que abandonó su salida a bolsa, ya que los propietarios presionaron para que se establecieran compromisos que les garantizaran el pago en caso de que algo saliera mal.
Dado que la mayoría de las cartas de crédito siguen pendientes de pago, cerca de 809 millones de dólares de los mil 500 millones que SoftBank transfirió la semana pasada fueron para cubrir solicitudes de pago de propietarios que aún no se han efectuado. Se trata de una pequeña parte que puede recuperarse si los propietarios, por alguna razón, no recurren a los bancos para recibir el pago.
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El acuerdo de mil 750 millones de dólares liderado por Goldman en 2019, así como la decisión de SoftBank de inyectar 3 mil 700 mdd en la empresa a través de deuda y capital, ayudaron a disipar los temores de que WeWork quebrara a principios de la década.
Esas inversiones no fueron las últimas de SoftBank, incluso cuando Son presionó a su equipo para romper un acuerdo que habría llevado al grupo japonés a comprar 3 mil millones de dólares en acciones de WeWork a personas dentro de la empresa con información privilegiada y proporcionarle otros mil 100 mdd adicionales de nuevo financiamiento de deuda en 2020.
Si bien Son y SoftBank pudieron retirarse del acuerdo de deuda, el consejo de Neumann y WeWork presentó una demanda para cumplir la licitación. Las partes llegaron a un pacto que llevó a SoftBank a comprar acciones por valor de mil 500 millones en 2021, incluidos 578 mdd de un vehículo de inversión controlado por Neumann.
A lo largo de los años, los préstamos de cobro aplazado de SoftBank y las cartas de crédito firmadas permitieron a WeWork intentar múltiples reinicios de su negocio. En 2021, WeWork se fusionó con una empresa de cheques en blanco para salir a bolsa, con un capital de la empresa valorado en 9 mil millones de dólares, pero esa cifra disminuyó a medida que las personas dentro de la empresa empezaron a vender y los propios problemas de WeWork siguieron aumentando, con la pandemia y el trabajo a distancia deprimiendo los niveles de ocupación.
En marzo, los equipos de SoftBank, WeWork y un grupo de otras instituciones de crédito creían que habían elaborado un plan para poner a WeWork sobre una base sostenible.
SoftBank acordó perdonar parte de la deuda de WeWork y canjearla por nuevas acciones del grupo, con la esperanza de que esto pudiera reducir los desembolsos de WeWork en gastos de intereses en un momento en que la Fed había elevado las tasas a su nivel más alto en 22 años. SoftBank incluso acordó financiar 300 millones de dólares de un nuevo préstamo a cambio del pago de una parte de la deuda que había proporcionado antes a WeWork.
A otros ex ejecutivos de SoftBank les ha resultado difícil alejarse de WeWork luego de años de relación. Rajeev Misra, que dirigió el fondo Vision Fund de 100 mil millones de dólares de la firma y buscó inversiones en startups no rentables, se unió al acuerdo de reestructuración este año.
Su fondo One Investment Management proporcionó 470 mdd de la carta de crédito que los bancos le otorgaron a la firma, colocándolo a lado de Goldman, Mizuho, Deutsche, Natixis, Citi, BofA, Société Générale y JPMorgan.