El sindicato United Auto Workers (UAW) y los tres fabricantes de automóviles de Detroit disponen de hoy como un último día completo para lograr avances significativos en un nuevo contrato, antes de que el sindicato anuncie una ampliación de sus huelgas en Estados Unidos.
El estancamiento preocupa por la posibilidad de medidas que interrumpan la producción, se contagien a la cadena de suministro y mermen el crecimiento económico de Estados Unidos.
La semana pasada, el sindicato UAW inició huelgas simultáneas sin precedentes en plantas de montaje de General Motors, Ford y de Chrysler, filial de Stellantis.
Ayer, Stellantis se sumó a GM y Ford, que despidieron a algunos empleados de otras fábricas debido a los efectos de las huelgas, como la escasez de piezas, las limitaciones de almacenamiento y otros problemas.
El presidente de la UAW, Shawn Fain, dijo en un vídeo difundido a última hora del lunes que anunciaría una ampliación de las huelgas, salvo "avances serios" en las conversaciones.
"No vamos a esperar. Y no vamos a perder el tiempo", dijo entonces.
Los analistas esperan que las plantas que fabrican camionetas de alto margen como la F-150 de Ford, la Chevy Silverado de GM y la Ram de Stellantis sean los próximos objetivos si continúa la huelga.
Fain ha dicho que los fabricantes de automóviles de Detroit no han compartido sus enormes beneficios con los trabajadores mientras enriquecían a ejecutivos e inversores.
El presidente de GM, Mark Reuss, rechazó ayer las afirmaciones del sindicato de que los beneficios récord de los fabricantes de automóviles se destinan a alimentar la "avaricia corporativa", diciendo que se han reinvertido en vehículos eléctricos, así como en otros de gasolina.
Según S&P, es muy probable que las huelgas duren varias semanas, lo que podría reducir el Producto Interior Bruto (PIB) estadunidense del tercer trimestre 0.39 por ciento y provocar "trastornos" en las cadenas mundiales de suministro de la industria automovilística.
MRA