Houston, el epicentro de la industria petrolera de Estados Unidos, necesita abrazar el cambio hacia energías más limpias para asegurar su futuro económico, afirmó uno de los principales banqueros de la industria del petróleo en la ciudad.
“Si Houston quiere seguir siendo la principal capital de energía del mundo, entonces va a tener que ser un líder en las nuevas formas de energía”, dijo a Financial Times Bobby Tudor, presidente del banco de inversión Tudor, Pickering, Holt & Co.
Houston, la cuarta ciudad más grande del país, fue impulsada por la industria del gas y el petróleo durante más de un siglo, y registró una economía sobrealimentada en la última década a medida que despegó la industria del esquisto.
Sin embargo, los ambientalistas y algunos funcionarios de la ciudad advierten desde hace mucho tiempo que necesita comenzar a planear para el futuro posterior al petróleo. Tudor es parte de un coro creciente de personas dentro de la industria que llega a la misma conclusión a medida que el auge del petróleo comienza a desvanecerse y el crecimiento y el capital en el sector de energía se desplaza a las tecnologías bajas en carbono.
“Es muy poco probable que la industria del petróleo contribuya al crecimiento de Houston en la próxima década o dos de la forma como lo ha hecho la última década o dos”, dijo Tudor. “No creemos que vaya a desaparecer, pero va a tener un perfil de crecimiento mucho más lento”.
Tudor, un veterano con más de 30 años en la industria, fue socio de Goldman Sachs antes de salir por su cuenta para mudarse a Houston en 2004. Tudor, Pickering, Holt & Co se convirtió en uno de los principales banqueros de la franja del esquisto de EU, lo que le dio un asiento de primera fila en el auge petrolero del país y dio a sus comentarios un gran peso en la comunidad empresarial de Houston.
La ciudad tuvo un anticipo de los riesgos de una transición energética después de varios años de estrés financiero en la industria estadunidense del esquisto, que ahora está bajo una inmensa presión por parte de los accionistas para frenar el crecimiento y centrarse en canalizar dinero a los inversionistas.
Esa nueva disciplina de gasto se tradujo en que el crecimiento del empleo en el sector petrolero ha sido lento en su recuperación en la ciudad este año, incluso cuando los precios del crudo estadunidense superaron los 70 dólares por barril en las últimas semanas.
La participación del producto interno bruto (PIB) de Houston que se genera por el sector del gas y el petróleo cayó a menos de 20 por ciento en comparación con hasta 40 por ciento en 2014, según el grupo empresarial Greater Houston Partnership.
Tudor argumentó que muchos en Houston, incluidas las grandes compañías petroleras que llaman a la ciudad su hogar, ahora ven oportunidades en la transición energética donde alguna vez solo vieron riesgos, en especial después del rápido aumento de la energía eólica en el estado.
La ciudad no solo debe centrarse en las energías renovables, también en las tecnologías emergentes como el hidrógeno y la captura y almacenamiento de carbono, donde las raíces de Houston en el negocio de los combustibles fósiles y la familiaridad con la infraestructura energética a gran escala le dan una ventaja, dijo Tudor.
“Imaginen lo que será intentar construir un gran nuevo ducto de hidrógeno entre Nueva York y Boston. Será imposible. Tenemos muchas ventajas aquí”, dijo.
“Una cosa en la que los houstonianos y los texanos en general son bastante buenos es ver una oportunidad comercial que hay que aprovechar y creemos que hay muy buenas oportunidades comerciales asociadas con la transición energética”.