Aunque ya se están reanudando actividades económicas tras el cierre por las medidas de confinamiento para combatir la pandemia del covid-19, eso no implica que haya una reactivación plena, esa llevará años porque está limitada por la ausencia de un modelo de desarrollo de mediano plazo, afirmó el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF).
“Sí vamos a ver cifras positivas en las siguientes semanas y meses porque se tocó fondo en abril y mayo, pero continuamos en niveles inferiores a la pandemia, vemos la ausencia de un modelo de desarrollo definido en el mediano plazo, el no tenerlo, ni un ambiente propicio para las inversiones, produce mayor incertidumbre. Hay que distinguir entre reanudación de las actividades y el contar con una economía sólida que estimule el crecimiento y la reducción de la desigualdad en el mediano plazo”, señaló el presidente nacional del IMEF, Ángel García-Lascurain.
En videoconferencia para comentar en entorno nacional e internacional, añadió que aun si llegáramos a una reactivación, el daño económico fue muy grande, pues durante los meses de confinamiento se destruyeron muchas empresas y se generó mucho desempleo que será muy difícil superar.
El vicepresidente del Comité Nacional de Estudios Económicos del IMEF, Mario Correa, explicó que el problema radica en que si bien las empresas que sobrevivieron con la reapertura de actividades ya pueden estar produciendo al 100 por ciento, la demanda no será de 100 por ciento, por lo que habrá sobrecapacidad instalada y eso podría generar cierre de plantas o más despido de personal, al verse las empresas excedidas en su producción.
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Por tanto, agregó, que al ver las expectativas de crecimiento de largo plazo entre analistas del mercado, la producción regresará a los niveles de 2019 hasta 2024 ó 2025, y para acelerarse se requiere mejorar el ambiente para la inversión, con un entorno mucho más favorable. A esto se suma que la crisis del covid-19 aumentó la desigualdad y para disminuirla, se requiere facilitar la creación de empresas y empleos productivos.
Debilidad de las finanzas públicas, el mayor riesgo
En este contexto, el IMEF estima que en 2020 la economía mexicana caerá 10 por ciento, por arriba del 9.5 por ciento previsto en julio pasado, y que en 2021 la recuperación será de 3 por ciento, en un contexto donde el mayor riesgo para el país se relaciona con una mayor debilidad estructural de las finanzas públicas, que podría reducir o comprometer la estabilidad macroeconómica, así como el potencial de crecimiento del país.
Esta debilidad se caracteriza por que el impacto sobre los ingresos presupuestarios del gobierno federal podría ser más profundo y duradero derivado de un crecimiento económico de este año menor al esperado por la Secretaría de Hacienda, un nivel de inversión deprimido, un consumo privado más débil a partir del mayor desempleo y un mercado petrolero internacional afectado por la recesión global y los niveles de sobre oferta.
Además, los ingresos extraordinarios de este año, del Fondo de Estabilización de Ingresos Presupuestarios (FEIP), de recursos de fideicomisos y recaudación atrasada de grandes contribuyentes no tendrían continuidad de mediano plazo aunado a que la reducción de gastos comienza a afectar la eficacia operativa en diferentes áreas del gobierno; el incremento en los niveles de deuda pública como proporción del tamaño de la economía; y compromisos elevados de gasto social y en proyectos de infraestructura específicos que reducen el margen de maniobra.
Mario Correa destacó que llama la atención el reporte de la deuda pública que refleja un aumento en el endeudamiento neto, el cual aunque es probable que se utilice para refinanciamiento, indica que la posición fiscal se debilita y si eso pasa, existe el riesgo de que haya una degradación en la calificación crediticia del país y con ello se pierda el grado de inversión, en un escenario donde la recaudación es muy sensible al ciclo económico que estamos viviendo, con debilidad económica.
Otros riesgos se relacionan con la continuidad del riesgo de salud, ya que si bien existen noticias positivas en el desarrollo de una vacuna contra el covid-19, su aplicación universal en México podría llevarse a cabo hasta el próximo año; y continúan presentándose niveles de inseguridad y violencia elevados en diferentes zonas del país, con el consecuente impacto negativo sobre la actividad económica.
Adicionalmente, está el proceso electoral en Estados Unidos que podría generar riesgos para la economía mexicana si se acentúa el discurso antimexicano en temas de migración y seguridad; y el ambiente político-electoral interno para el 2021, que podría acentuar las condiciones de incertidumbre.
srgs