La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) advirtió que los altos niveles de inflación aumentan el riesgo de hambre en la región, por lo que contener el alza de precios es una prioridad y las acciones deben ir más allá de las herramientas que brinda la política monetaria.
“El incremento de los precios de los alimentos aumenta el riesgo de inseguridad alimentaria porque los hogares de menores ingresos sufren más el impacto de la inflación. En un promedio de diez países de la región, la inflación de alimentos alcanzó 12.4 por contra contra 8.4 de la inflación general. Este comportamiento de la inflación de alimentos agudiza el riesgo de problemas de acceso a una dieta saludable, inseguridad alimentaria y hambre”, indicó el secretario ejecutivo de la Cepal, José Manuel Salazar-Xirinachs.
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Durante la presentación del informe “Hacia una seguridad alimentaria y nutricional sostenible en América Latina y el Caribe en respuesta a la crisis alimentaria mundial”, señaló que en 2021, 8.6 por ciento de la población de la región, que representa a 56 millones de personas, se encuentra bajo el umbral de la subalimentación.
“Esto para decirlo más claramente, son 56 millones de personas que padecen de hambre, eso es lo que significa estar bajo el umbral de la subalimentación. Esta cifra se agrava en el Caribe donde alcanza 16.4 por ciento de su población; esto es, 7.2 millones de personas; en América Central son 15 millones; y en América del Sur 34 millones de personas, ¡eso es el hambre", dijo.
El titular de la Cepal añadió que la inseguridad alimentaria severa se duplicó en América Latina y el Caribe, de 7.5 por ciento en 2015 a 14.2 por ciento en 2021, “se trata de personas que han pasado un día o más sin comer”, apuntó.
Explicó que la inflación se agravó por crisis sucesivas a nivel internacional, cuyas dimensiones han sido comprometer el acceso regional a los alimentos y a los insumos agropecuarios, y las restricciones a la producción y el comercio de alimentos agudizan los efectos de la crisis climática.
Salazar-Xirinachs agregó que a esto se suma que América latina y el Caribe son altamente dependientes de la importación de fertilizantes y estos se han encarecido por la guerra en Ucrania, lo que encarece los costos de los agricultores y eleva el riesgo de hambre.
Acciones
Por tanto, “el combate a la inflación debe considerar otros instrumentos más allá de la política monetaria para no comprometer la recuperación económica. Las políticas deben responder a la emergencia, a la vez que promueven cambios en los patrones de exposición a la crisis”, aseveró.
La Cepal abundó que es necesario reforzar el papel activo que los sistemas de protección social, incluyendo a los programas nacionales de alimentación escolar, pues representan una necesidad para evitar que los segmentos más vulnerables de la población, como niños y ancianos, se vean irreversiblemente afectados por el alza de precios de los alimentos.
Además, se debe garantizar el acceso de los pequeños productores a los fertilizantes y biofertilizantes, pues es una medida necesaria y válida si se focaliza en los productores que más lo necesitan y se condiciona a la mejora de la eficiencia en el uso de estos insumos y de la sostenibilidad de la actividad agropecuaria.
El organismo dependiente de Naciones Unidas puntualizó que el financiamiento de esas iniciativas debe incluir no sólo los presupuestos públicos, sino también a los bancos de desarrollo, la banca privada (con la creación de mecanismos de garantía) y otras alternativas de financiamiento internacional, como los bonos verdes y sociales.
Asimismo, no se debe restringir el comercio internacional de alimentos y fertilizantes, y se debe mejorar la transparencia, al tiempo que se negocian acuerdos de contención de precios y se trabaja en la diversificación de proveedores.
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srgs