En 1978, antes de que el Servicio de Administración Tributaria (SAT) se encargara de la recaudación de impuestos, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público contrató al actor Eduardo Manzano para grabar un anuncio donde, con un estribillo, se les advertía a los contribuyentes: “Cumples y te encuentras con Lolita. Fallas y te enfrentas a Dolores”. Fallar significaba ir a la cárcel en algunos casos.
Hoy el SAT no necesita de jingles pegajosos. Invirtió en tecnologías como robots y automatización, una especie de terminators fiscales, para procesar la información, cruzar datos de facturación y que, al menor incumplimiento detectado, manda requerimientos al correo de los contribuyentes.
Raquel Buenrostro, titular del SAT, dijo a MILENIO que estos avances existen gracias a una reconfiguración del gasto de la dependencia, que dejó de terciarizar servicios informáticos y fortaleció su área de tecnología, hoy la más grande en América Latina.
“Entre 35 mil y 40 mil personas tenían acceso a la información y bases de datos del SAT”, cuenta la titular de la dependencia.
“Son números realmente impresionantes. Cuando se les preguntaba a los proveedores quiénes eran esas 40 mil personas, no sabían qué responder, a pesar de que tenían que cumplir con una normatividad. Entonces empezamos a presionar, a quitar contratos de terceros y a fortalecer, con robots e inteligencia artificial, el área de tecnologías”.
Remarcó que esto les permitió ahorrar “miles de millones de pesos”, disminuir costos de operación y atender a un mayor número de contribuyentes y a su vez elevar la recaudación.
Información estadística del SAT muestra que entre 2019 a 2021, los primeros tres años del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, recaudaron 10.1 billones de pesos, hasta 76 por ciento mayor a lo registrado entre 2013 a 2016, cuando se recolectaron 5.8 billones.
Incluso refiere la dependencia en su presentación del “Plan Maestro 2022” que, en el caso de la recaudación por auditorias a grandes contribuyentes será, al terminar la actual administración, 1.7 veces más que lo reportado en el gobierno de Enrique Peña Nieto, actualmente es 130 por ciento superior.
Buenrostro aclaró que no incrementaron el gasto en tecnologías, sino que trabajaron en obtener ahorros. Con ese dinero que lograron retener compraron robots, además de capacidad de almacenamiento y de procesamiento en la nube.
La funcionaria ejemplificó que con el SAT.ID, cuyos trámites son contraseñas, firma electrónica y constancias, “aumentó de 10 a 50 por ciento el número de usuarios, lo que implicó un incremento de 35 veces la capacidad de almacenamiento en la nube. Eso significa que estamos atendiendo entre 6 y 7 millones de trámites”.
El director general de Servicios al Contribuyente, Raúl Zambrano, explica que el costo para la recaudación disminuyó, pues en 2020 se gastaban 38 centavos por cada 100 pesos y ahora son 36 centavos. También informa que en el primer trimestre de 2022 se atendió a cerca de 8 millones 240 mil contribuyentes, lo que representa atención a 2 millones 300 mil contribuyentes más, en comparación con el año pasado.
Zambrano insiste en que este crecimiento tecnológico y de recaudación se debe a la política que aplicó Buenrostro, que es quitar a las 40 mil personas que “outsourceaban” en el SAT, personas que, además, nadie sabe quiénes son.
“Esos terceros eran los que tenían los accesos, los controles, las administraciones, todo”, cuenta Buenrostro. “Se sabe que vendían hasta las citas en el SAT”.
La funcionaria contó que existían tres cables que salían de los servidores de la máxima autoridad fiscal a instituciones no públicas. “Olvídense de que se roban la información en una USB. No, había tres cables”, detalló.
“Un proveedor tenía un programa insertado y lo que hacía era sacar los datos y llevársela. Por eso sacamos a los proveedores. Logramos bajar del sistema a 40 mil, pero seguramente no son los únicos, vamos a seguir encontrando más”.
Reiteró la jefa del SAT que esto último les puede tomar entre diez o quince años. “Eso pasa en todo el mundo, tampoco hay que espantarse, no somos ni los peores ni los mejores”.
ledz