Cada año la economía mundial pierde entre 80 y 120 mil millones de dólares por no aprovechar todo el plástico que se produce y permitir que se vaya al medio ambiente y los vertederos. Países como Japón y Corea del Sur llevan la delantera en el reciclaje y sus beneficios económicos, mientras que México se encuentra todavía muy lejos de tener regulaciones efectivas en torno a su manejo, afirmó la fundación Ellen MacArthur.
De acuerdo con la principal organización en el mundo enfocada en economía circular, el potencial, en términos de negocio, del mercado de reuso ha sido muy poco explorado aun cuando “hay una oportunidad de 10 mil millones de dólares por año”.
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Si bien en 2020 se observó a escala global un crecimiento de 22 por ciento en el contenido de plástico reciclado en nuevos empaques, “hay métricas que no avanzaron de un año a otro, como el índice de reciclabilidad, lo que nos muestra que debemos trabajar de manera más acelerada”.
“El avance que observamos en todo el mundo es relevante, pero no es suficiente. Compromisos voluntarios como éste son muy importantes, pero es muy importante que haya regulaciones ambiciosas en los países”, dijo en entrevista con MILENIO Thais Vojvodic, gerente de la Red para el Pacto de Plásticos en el organismo.
Vojvodic explicó que en países como Japón y Corea del Sur desde hace 20 años se ejerce la Responsabilidad Extendida del Productor (REP), a través de mecanismos de financiamiento enfocados en la clasificación, recolección y reciclaje de productos; prácticas que en México se está lejos de adoptar.
“Tenemos una publicación de los países que ya cuentan con este modelo de forma obligatoria, que sería el ideal. México no se encuentra en ésta. Hay un movimiento de financiamiento de recolección y reciclaje por parte de la industria, pero no es el modelo que vemos en otros países que son ya mecanismos regulatorios”, dijo.
Hasta la fecha, Ellen MacArthur ha contabilizado casi 400 planes existentes en todo el mundo para varios tipos de productos, desde empaques, envases y neumáticos usados, hasta vehículos y productos electrónicos. En promedio, 45 de esos planes pueden ser considerados REP basados en tarifas y la mayoría de ellos están muy extendidos en Europa, aunque han ganado terreno a escala global.
“Hay una concentración más grande en Europa y hay países que están adaptando el RPE. En América Latina, hay una regulación ya implementada en Chile”, señaló la directiva.
En el caso específico de México, explicó que gracias a la operación en el país de muchas empresas transnacionales se está avanzando en la materia.
“Muchas de estas empresas que están en el compromiso tienen operaciones en México y parte del compromiso es alinear los lineamientos con todos sus mercados. No tenemos una perspectiva de cada gobierno o país; sin embargo, hay una fuerte señal para muchos gobiernos, incluido este mercado”, expuso Vojvodic.
Sostuvo que dentro del compromiso global propuesto por la instancia se han registrado más de 250 empresas y más de 250 organizaciones de gobierno y la sociedad civil, comprometidos con metas de economía circular hacia 2025.
Dentro de las metas, basadas en la eliminación de plásticos y la inversión para lograr un 100 por ciento de envases reciclados, reciclables o compostables, la industria de alimentos y bebidas tiene una participación importante.
Una investigación en colaboración con la Universidad Bocconi e Intesa Sanpaolo, demostró cómo las estrategias de economía circular pueden reducir el riesgo de las inversiones y generar rendimientos superiores ajustados al riesgo para los inversores y las instituciones financieras.
lvm