Latinoamérica necesita aumentar fuertemente los recursos para cumplir los objetivos de desarrollo, y como uno de los problemas es una recaudación fiscal insuficiente, debe aumentar los impuestos directos, como el de la renta y también los que gravan la propiedad y los medioambientales, dijo hoy la OCDE.
En su informe de Perspectivas sobre Latinoamérica y el Caribe publicado este lunes, la Organización para la Cooperación Económica (OCDE) recuerda que la brecha de financiación para cumplir las metas del desarrollo sostenible se ha calculado para esa región en un promedio de 99 mil millones de dólares anuales.
Y para responder a esas carencias, los ingresos fiscales en 2022 representaron únicamente 21.5 por ciento del producto interno bruto (PIB).
Aunque hay notables diferencias dentro de la región (del 10.6 por ciento en Guyana al 33.3 por ciento en Brasil), en conjunto los ingresos fiscales con los que se financian servicios públicos, infraestructuras o programas de bienestar social estaban muy por debajo de la media del 34 por ciento en la OCDE, y además habían incluso disminuido ligeramente respecto al 21.9 por ciento en 2016.
Otra característica del sistema impositivo latinoamericano es el gran peso relativo de los impuestos indirectos (48 por ciento del total, frente al 32 por ciento en la OCDE), que son los más regresivos, es decir que relativamente gravan más a los que menos recursos tienen.
La OCDE aconseja, entre otras cosas, para contribuir a la redistribución de la riqueza ampliar los impuestos sobre la propiedad inmueble, que representaban en 2022 0.4 por ciento del PIB, comparado con el 1 por ciento en la OCDE.
También incrementar las tasas medioambientales, que suponían un 0.9 por ciento, la mitad que en la OCDE.
Los autores del informe, que se publica coincidiendo con la reunión de alto nivel del comité director del Centro de Desarrollo de la OCDE, señalan también la importante carga del servicio de la deuda, que ha subido en los últimos años y representó en el conjunto de la región el 12.2 por ciento de los ingresos fiscales en 2022, frente al 9.8 por ciento en 2012, y muy por encima del 4.8 por ciento en la OCDE.
La situación es muy diversa por países, en función del nivel de la deuda pública (entre el 23 por ciento y el 140 por ciento del PIB), pero ese servicio de la deuda llega al 30 por ciento en México y supera o ronda el 20 por ciento en la República Dominicana, El Salvador, Bahamas, Costa Rica y Colombia.
La OCDE pone el acento en que, más allá de las finanzas públicas, para canalizar los recursos privados hacia el desarrollo es esencial tener unos mercados financieros sólidos e inclusivos, algo que no ocurre en Latinoamérica y el Caribe, donde "se encuentran rezagados".
Lo ilustra el hecho de que aunque el porcentaje de adultos con una cuenta bancaria ha aumentado del 29.6 por ciento en 2011 al 57.2 por ciento en 2021, sigue estando por debajo del promedio de la OCDE (93.7 por ciento) y los servicios que ofrece el sector son mucho más caros, con un margen neto por intereses del 5 por ciento, frente al 1.7 por ciento en la OCDE.
Los mercados de capitales constituyen un recurso "desaprovechado" para financiar las inversiones de la región porque tienen un tamaño reducido, son heterogéneos y están concentrados en pocas manos, añade el informe.
La capitalización bursátil en 2022 era allí del 35.9 por ciento del PIB frente al 64.7 por ciento en los países de la OCDE, y además el 1 por ciento de los accionistas controlaba el 46 por ciento del total de las participaciones (frente al 31 por ciento en el conjunto de la organización).
Es más, la dimensión de esos mercados de renta variable se ha reducido en las dos últimas décadas debido a que las grandes empresas latinoamericanas emigran a otros más avanzados y el acceso para las pymes es limitado. Los bonos corporativos de la región equivalían en 2023 a solo alrededor del 2 por ciento del total global.
Para los autores del estudio, los países de la región saldrían beneficiados si pusieran en común sus prioridades en materia de desarrollo y su financiación, en particular para movilizar dinero privado de mecanismos internacionales.
El conocido como el 'club de los países desarrollados' insiste en que el contexto socioeconómico de Latinoamérica y el Caribe, marcado por una bajísima productividad y unos altos niveles de pobreza, dificulta los esfuerzos para movilizar más ingresos internos.
Su productividad laboral en 2023 se quedó en el 33 por ciento de la de la OCDE, es decir un porcentaje inferior al 40 por ciento que había en 1990.
Pese al descenso en las últimas décadas, en 2023 eran pobres el 22.5 por ciento de los habitantes de la región, algo menos que el 25.8 por ciento de 2016.
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MATP