Noviembre se ha convertido en el mes estrella para las compras a meses sin intereses (MSI), principalmente por la realización de el Buen Fin, una estrategia de ofertas y promociones que dura tres días y en la que comprar en pagos chiquitos resulta muy atractivo para los consumidores, aunque no siempre sea la mejor opción.
La ventaja de comprar a meses sin intereses es que se divide a plazos el costo de producto que muchas veces no se puede pagar de contado, el problema es que si no se tiene un estricto control de las obligaciones que se comprometen hacia adelante, se puede correr el riesgo de tomar más deuda de la que se puede afrontar.
Los MSI son un acuerdo entre el negocio y el emisor de la tarjeta -institución financiera o tienda departamental- y es el primero asume el costo del financiamiento con tal de ofrecer esta promoción y así incrementar su volumen de ventas.
“Al participar bajo este esquema, el banco adquiere tu deuda frente al comercio y hace el pago total, menos una comisión por la venta a plazos. El monto del producto es cargado a tu línea de crédito y, dependiendo del periodo que hayas elegido para liquidarlo, te irá cobrando la cantidad correspondiente en las mensualidades”, explicó Amanda Salinas, vocera de la reparadora de crédito Resuelve tu Deuda.
La preferencia por este esquema de pagos se ve reflejada en los Indicadores básicos de tarjetas de crédito, publicados en agosto por el Banco de México (Banxico). De acuerdo con la institución, hasta diciembre de 2018 el saldo del crédito de los 26.0 millones de tarjetas emitidas por instituciones bancarias y sociedades financieras de objeto múltiple a personas físicas era de 391.6 miles de millones de pesos.
De ese monto, 22.2 por ciento fue contratado a meses sin intereses; 21.2 por ciento mediante tasa de interés preferencial y el 56.7 por ciento restante, sin promoción alguna.
Amanda Salinas dijo que si bien los MSI representan una buena oportunidad para financiar bienes, antes de pagar con un plástico a meses se deben evaluar las condiciones de la compra y, si no se trata de uno duradero, más allá de la vida de la deuda, lo mejor es replantear la adquisición para no endeudarse más allá de la capacidad real de pago.
Las cifras del Banxico revelan que a diciembre de 2018 los plásticos de crédito representaron 39.2 por ciento de la cartera total de crédito al consumo y la morosidad de pago en ellas (5.1 por ciento) está entre las más elevadas de los créditos al consumo, solamente por debajo del índice de los créditos personales.