Las turbulencias en los mercados financieros pueden hacer parte del trabajo del Banco Central Europeo (BCE) si frenan la demanda y la inflación, dijo su presidenta, Christine Lagarde.
Ante la preocupación de inversores y banqueros por el riesgo de una crisis bancaria, Lagarde reafirmó que las turbulencias de los mercados no obstaculizarán la lucha del BCE contra la inflación, sino que podrían ayudar.
Con ello, probablemente se refería al hecho de que tanto unas tasas más altas del banco central como el nerviosismo en el sector bancario, tienden a tener el mismo efecto, al desincentivar el crédito y enfriar la actividad económica.
"Es evidente que la tensión sobre la estabilidad financiera puede repercutir en la demanda y hacer parte del trabajo que de otro modo harían la política monetaria y las subidas de las tasas de interés", dijo Lagarde a legisladores europeos.
El BCE subió el jueves la tasa de interés que paga por los depósitos bancarios en 50 puntos básicos a un 3 por ciento, y Lagarde reafirmó el lunes que las perspectivas de inflación por sí solas justificarían más subidas de tipos.
Sin embargo, no se comprometió a nada, probablemente preocupada por la posibilidad de que las turbulencias del mercado cambien radicalmente las perspectivas.
Los inversores han reducido sus apuestas sobre hasta qué punto el BCE elevará la tasa de depósito este año, a un 3.1 por ciento desde más del 4 por ciento hace sólo dos semanas.
Algunos críticos afirmaron que el BCE se verá obligado a elegir entre luchar contra la inflación o preservar la estabilidad financiera, un argumento que Lagarde rechazó con firmeza en una comparecencia ante la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo.
En cuanto a la inflación, Lagarde dijo que las tasas de interés seguirán siendo la principal herramienta del BCE, mientras que para el sector bancario, puede utilizar sus actuales líneas de préstamo o idear otras nuevas.
Los valores financieros cayeron la semana pasada por el temor a una nueva crisis bancaria, pero subían el lunes después de que la adquisición de Credit Suisse por parte de UBS Group, respaldada por el Estado, por lo que pareció cerrar una fuente de preocupación para el sector bancario mundial.
Lagarde afirmó que los bancos de la zona euro eran resistentes y que su exposición a Credit Suisse era de millones de euros y no de miles de millones. Pero repitió la advertencia de que debían prepararse para un crecimiento económico más lento, mayores costos de financiación y menores volúmenes de préstamos.
"Las instituciones financieras individuales deben preservar cuidadosamente sus actuales niveles de resistencia, para asegurarse de que pueden capear un entorno posiblemente menos favorable", dijo Lagarde.
EVC