Por: Agustín Ávila Casanueva
Ilustración: Izak Peón, cortesía de Nexos
“Hay varias hipótesis”, comenta Diego Cortez Quezada, investigador del Centro de Ciencias Genómicas (CCG) de la UNAM. “Por un lado, se piensa que los machos tienen conductas más arriesgadas, como buscar pareja, proteger un territorio y, por ellas, podrían morir antes. Pero este patrón se basa en observaciones de mamíferos y no es lo que vemos en aves y muchos reptiles y anfibios”. La mejor explicación a la fecha es que los cromosomas sexuales degenerados son ligeramente nocivos. “Es decir, que generen un daño que sólo se presenta a edades avanzadas y que reduce la esperanza de vida”, apunta. Hay un fenómeno relacionado con los cromosomas sexuales en humanos que parece apuntar hacia una posible respuesta. “Conforme un hombre envejece, y a partir de los cincuenta años”, continúa Cortez Quezada, “algunas de sus células empiezan a perder el cromosoma Y. Se vuelve un mosaico genómico. Es la mutación más común en el genoma relacionada con el envejecimiento.