Por: Gerardo Blanco Ramírez
Ilustración: David Peón, cortesía de Nexos
Curiosamente, la falta de correspondencia de Yahritza y sus hermanos con los rasgos principales de la construcción de la juventud mexicoamericana en la política educativa mexicana y con su fundamento cultural más profundo acerca del estatus de las personas mexicoamericanas es lo que pudo haber causado el furor mediático y la cancelación de Yahritza y su esencia. A pesar de apoyarse en el uso del espanglish, Yahritza y sus hermanos pudieron responder las preguntas de los periodistas sin un intérprete. Esto demuestra sus extensos recursos lingüísticos, no su rezago. Destaca también que las poblaciones mexicoamericanas, al igual que otras poblaciones bilingües en México y Estados Unidos, enfrentan estereotipos similares por no hablar exclusivamente inglés o español, dependiendo del caso. Como ciudadanos estadunidenses, Yahritza y sus hermanos tampoco encajan en el discurso de vulnerabilidad de la juventud DACA o indocumentada en los Estados Unidos. Fue el hecho de expresar opiniones propias, y no el contenido de éstas, junto con las características fenotípicas de estos jóvenes lo que, desde mi punto de vista, causó la controversia. Como evidencia de ello están los insultos en redes sociales que van desde llamar “Tizoc” 1 y 2 a los hermanos de Yahritza, y la inserción de referencias a nopales en la cultura visual de la cancelación de la cantante.