Por: Raúl Pérez Herrera
lustración: Izak Peón, cortesía de Nexos
El desvanecimiento de la distancia permite a la Ciudad de México inducir procesos de degradación ambiental, cambios demográficos y productivos en territorios metropolitanos como Pachuca, Toluca, Puebla, Querétaro y Cuernavaca, a partir de la relocalización de la industria, de la construcción de infraestructuras como megaproyectos hídricos, aeroportuarios, inmobiliarios, etc. También ocasiona que otros territorios con dinámicas de urbanización menos profundas y extendidas como Amecameca, Apan, Atlixco, Lerma, Tula, entre otros, se convierten en sumideros de los desechos urbanos, zonas de explotación minera, fuentes de extracción masiva de agua, núcleos de producción energética, regiones de expoliación socioecológica profunda y general, igualmente se convierten en verdaderas zonas de emergencia socioecológica. Todas estas expresiones críticas de la nueva ecología megaurbana se encuentran conectadas como partes del mismo proceso: la expansión de la Ciudad de México.