Por: Inari Sosa Aranda y Cristina Ayala-Azcárraga
Ilustración: Estelí Meza, cortesía de Nexos
Bajo el reclamo de cientos de personas, después del inicio de las obras y del desmonte de la selva, se presentó una MIA, que de acuerdo a especialistas en diferentes áreas, presentó graves omisiones, información contradictoria, falta de claridad y múltiples deficiencias técnicas. Por ejemplo, el análisis faunístico es altamente deficiente ya que el trabajo de campo realizado “al vapor” lo llevó a no ser representativo para todos los grupos de fauna. Además, omitió la presencia de diversas especies enlistadas en la NOM-059 como amenazadas o en peligro de extinción, como es el caso del jaguar y siete especies de fauna subacuática (cuatro amenazadas y tres en peligro de extinción). Esta sola omisión debería ser motivo de rechazo de la MIA de acuerdo a los propios criterios de Semarnat para emitir un resolutivo. Otro error importante en la MIA y en el proyecto en general es la discrepancia entre los datos de la localización de los sistemas de cuevas para el Sistema Ambiental Regional (SAR) respecto a mapas originales de exploración y con cenotes georreferenciados de estos sistemas, ya que los mapas presentados se encuentran desplazados y deformados. La utilización de estos mapas no corroborados tiene implicaciones que van más allá del impacto ambiental y que puede poner en riesgo la integridad del tren mismo al pasar por una zona de suelo kárstico, un suelo lleno de cavernas que se siguen descubriendo hasta el día de hoy.