Por: Renato González Mello
Ilustración: Patricio Betteo, cortesía de Nexos
Frente a este mundo de culturas fluidas y dinámicas, los spots de la Estrategia Nacional para la Prevención de Adicciones están llenos de mayúsculas y signos de puntuación. Cuentan las historias usando un paradigma del realismo literario: el melodrama. Tienen principio, desarrollo, crisis y desenlace. En un universo simbólico, el de internet, que habría mareado al mismísimo Leibniz, con todo y sus mónadas, los anuncios del gobierno reivindican a Aristóteles. Las muecas muy exageradas de “los gráficos” son viejas conocidas: son las máscaras dolientes de la tragedia. Todo cambia de manera alucinante, y por eso este conservadurismo en las representaciones reconforta un poco: después de todo las reglas del drama no se modifican. Lo que esa campaña contra las drogas trata de establecer es que, a pesar de la velocidad y la contundencia de cambios realmente espantosos, el mundo tiene sentido y el arrepentimiento sigue garantizando el bienestar social.