Viviendo del aire

México cuenta con recursos genéticos más que valiosos para alimentar a su población, reducir la dependencia a los fertilizantes químicos y así combatir el cambio climático.

El nitrógeno forma parte de la estructura de nuestro ADN. (Patricio Betteo, cortesía de Nexos)
Nexos
Ciudad de México /

Por: Lorena Villanueva Almanza

Ilustración: Patricio Betteo, cortesía de Nexos

Las raíces adventicias del maíz tradicional de Oaxaca producen mucílago, una sustancia gelatinosa compuesta de azúcares, como arabinosa, fucosa y galactosa, en el que viven bacterias fijadoras de nitrógeno. Los investigadores también encontraron que las raíces no son suficientes para hospedar a los diazótrofos: estas bacterias necesitan un ambiente libre de oxígeno y rico en nutrientes para poder fijar nitrógeno. Es ahí donde el mucílago se vuelve fundamental para asegurar el éxito de esta relación simbiótica, pues provee un medio anóxico y nutritivo para que las bacterias trabajen sin contratiempo. De hecho, son tan exitosas, que entre el 29 por ciento y el 82 por ciento del nitrógeno de la planta proviene del aire que atrapan las bacterias.

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