Por: José Woldenberg
Ilustración: Alberto Caudillo, cortesía de Nexos
Refractario a las teorías presuntamente omnicomprensivas, a Hirschman le gustaba afirmar que él trabajaba con teorías de nivel medio, aparentemente menos ambiciosas, pero por ello mismo más flexibles y capaces de entablar una conversación fructífera con otras fórmulas para acercarse a la realidad. Uno de esos textos fue "Salida, voz y lealtad" (traducción de Eduardo I. Suárez, FCE, 1977). Constataba que “bajo cualquier sistema… los individuos, las empresas y los organismos en general están sujetos a fallas en su comportamiento eficiente, racional, legal, virtuoso o, en otro sentido, funcional”. Parece un enunciado elemental. El sentido común nos informa de eso a (casi) todos. Pero su intención era acercarse a los mecanismos que pueden alertar sobre fallas reparables para evitar el “deterioro de empresas, organizaciones y Estados”.