Elementos y venenos

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  • Alberto Chimal

Guadalajara /

Este año, como ya es habitual, la FIL tiene en su programa un conjunto de actividades llamado ¡La FIL también es Ciencia! cuyo objetivo es acercar a los asistentes a esos temas, cruciales para la vida humana pero que no siempre reciben la atención debida entre públicos que asocian a los libros con las humanidades (o con la autoayuda, o con nada). No debería hacer falta insistir en la importancia de la ciencia para la vida humana en el presente, y a lo largo de toda su Historia, pero esta es una época en la que —contra todos los pronósticos— la superstición y las “teorías” paranoicas se fortalecen y hay medidas deliberadas en contra del conocimiento científico incluso en los países más poderosos del mundo. Solo por eso me parece un privilegio poder participar en el programa durante esta Feria, y no solo una, sino dos veces.

Hoy, jueves 5, me toca participar en una conversación en el Salón 4 de la planta baja del recinto de la Feria, a partir de las 18:00 horas. La científica y divulgadora María Emilia Beyer conversará con Raquel Castro y conmigo acerca de “El uso del veneno en la literatura”, lo cual no tiene que ver con chismes de la farándula literaria, sino con algunas grandes obras en las que hay sustancias tóxicas y sus víctimas. Saldrán a relucir, por ejemplo, Hamlet de William Shakespeare, en la que hay no menos de cuatro envenenamientos; la serie de crímenes cometidos en El nombre de la rosa de Umberto Eco, y sus muy curiosos medios y fines; el vaso de hidromiel envenenado de Harry Potter y el misterio del príncipe de J. K. Rowling; un caso de nota roja en cierta obra de teatro mexicano… Para saber el resto tendrán que acompañarnos.

Y aparte, desde el primer día de la Feria la zona de descanso entre las áreas nacional e internacional ha tenido una muestra de una serie mía de minificciones titulada “Los libros elementales”. Son breves textos, impresos en las columnas de la zona, que describen libros —o experiencias de lectura— comparándolos con los elementos de la tabla periódica. Así, hay “Libros de zinc: humildes, útiles, de brillo moderado” (como aquellos manuales que se consultan sin pensar mucho en ellos), o “Libros de fósforo: luminosos y que dejan trazas en lo más profundo del cuerpo” (todos los escritores quisiéramos que alguno de nuestros libros se volviera de fósforo para muchas personas).

Un químico me hizo muy feliz en otro día al decirme que los textos se notan bien documentados, pues en todos se ven las propiedades reales de cada elemento en cuestión. ¿Se dan una vuelta y me dicen qué les parecen a ustedes?

Para buscar en la FIL

He aquí dos grandes libros que tienen que ver con el pensamiento científico y que deben estar por los pasillos de la Feria: 'La invención de la naturaleza' de Andrea Wulf (Taurus), que repasa la vida y las aportaciones del gran Alexander von Humboldt, y 'Teoría e historia del hombre artificial' de Jesús Alfonso Burgos (Akal), que cuenta la historia de robots, androides y otros seres por el estilo: una lectura pertinente para un tiempo en que hablamos en serio de 'hackear' nuestros cuerpos y reescribir el ADN de nuestros descendientes. Si los encuentran, me avisan.

​ÁSS

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