En un país donde el machismo no solo resiste, sino que se arraiga profundamente en las estructuras políticas, la gestión de Lorena Cuéllar, gobernadora de Tlaxcala, atrae las miradas. Sin embargo, las expectativas pesan ya que la vara para medir a una mujer gobernante sigue siendo más alta y más severa.
Cuéllar ha llegado a la segunda mitad de su mandato, la etapa en que las promesas de campaña se convierten en resultados o en excusas. Los retos son innegables. En un entorno nacional donde la 4T se tambalea entre ideales incumplidos, ella tiene la oportunidad de separarse del modelo desgastado y construir un legado propio.
El reto no es menor. Cambios geopolíticos, una economía incierta y un país polarizado plantean un escenario complejo. Pero más allá de la tormenta nacional, Cuéllar podría marcar la diferencia si logra mantener un enfoque humanista y sobre todo, resultados tangibles.
De no hacerlo, el riesgo será el de convertirse en otro nombre en la lista de decepciones políticas que Tlaxcala ha acumulado. En esta etapa, más que discursos, se requiere ejecución. Lorena Cuéllar tiene la oportunidad de demostrar que el poder femenino no solo puede igualar, sino superar las expectativas en un ámbito históricamente dominado por hombres.
De Delegada a Notaria
El viernes 29 de noviembre, durante la visita de Octavio Romero Oropeza a Puebla, la delegada del Infonavit, María Eugenia Marín Deloya, presentó su renuncia. Aunque destacaron sus logros tras la salida de Tony Kuri, quien dejó una delegación llena de irregularidades, se decidió hacer efectiva la salida de Marín Deloya pero antes de partir, le solicitaron preparar la presentación del Programa Nacional de Vivienda para el Bienestar, que prevé construir 48 mil viviendas en Puebla este sexenio.
Mientras tanto, el exdelegado Tony Kuri difundió en un grupo de WhatsApp que Maru Marín sería destituida y sustituida por alguien cercano a él, lo cual resultó falso. Marín Deloya ahora será titular de la Notaría número 11 en La Paz, mientras Rosalina Toledo asumirá como nueva delegada, con el respaldo de la dirección general en Ciudad de México.
En resumen, el ex delegado no logró recuperar control del organismo y la exdelegada ganó, por concurso, una notaría.