De repente pareciera que las cosas están saliendo de control y que la delincuencia comienza a ganar terreno. No necesariamente es así, pero hay que considerar también que es común que ante un proceso de transición, exista un reacomodo entre los grupos delictivos que operan en ciertas zonas, especialmente en contextos donde la seguridad pública es un desafío significativo.
Ocurre en prácticamente todos los estados del país y su efecto puede ser más o menos agresivo dependiendo de la estrategia conjunta que adopte la autoridad que se va con la que va a llegar.
Es decir, este intento de reagrupamiento sucede en un periodo crítico donde la administración saliente comienza a diluirse en su capacidad de respuesta y la entrante aún no ha consolidado su control operativo y de mando.
Y no hay esfuerzo que alcance si se toma en cuenta que en este momento se viven tres tipos de transición gubernamental: la de la Presidencia de la República (véase lo que ocurrió en Culiacán); la del Poder Ejecutivo estatal (véase el caso C5); y en los municipios donde ocurren situaciones preocupantes todos los días.
Cuando más se acerca el cambio de estafeta, las estructuras delincuenciales perciben una oportunidad para expandir su influencia, ajustar sus operaciones, y marcar territorio. No se trata de células específicas ya que pueden ser de aquellas que se dedican al robo de autopartes, a casa habitación, al narcomenudeo o bien, otros dedicados a delitos de alto impacto.
Se ha documentado que durante estas transiciones, los índices de violencia pueden aumentar debido a enfrentamientos entre grupos que buscan ocupar el vacío de poder dejado temporalmente por las autoridades en reorganización.
Para que esto no se salga de control es importante que los que llegan implementen una transición más fluida en las áreas de seguridad pública y se tomen decisiones coordinadas entre el gobierno saliente y el entrante, incluso participando ambos equipos en las mesas de seguridad para que las fuerzas de seguridad reciban instrucciones claras y continúen con su labor sin interrupciones.
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Se dice que en una vez regresando de Europa, el gobernador electo de Puebla, Alejandro Armenta dará a conocer al próximo titular de la Secretaría de Seguridad Publica, que podría se una mujer y que el perfil ya fue analizado por el próximo titular de la SSP federal, Omar García Harfuch.