Si alguien sabe lo que significa ser oposición en Puebla, es el PAN. Lo ha sido frente al PRI durante décadas, y ahora lo es frente a Morena. Como principal contrapeso político, el proceso de renovación de su dirigencia estatal cobra especial relevancia, pues el próximo 15 de diciembre Augusta Díaz de Rivera cederá el mando.
El panorama está claro. La contienda por la dirigencia se reduce a dos nombres: Mario Riestra, ex candidato a la alcaldía de Puebla, y Felipe Velázquez, ex edil de Atlixco y ex secretario de Desarrollo Urbano. Dos perfiles, dos proyectos, dos visiones para el panismo poblano.
Riestra encabeza una cruzada contra el grupo tradicional del PAN, alineándose con algunos resabios del morenovallismo y figuras clave como Jorge Aguilar Chedraui. Del otro lado está Velázquez, quien representa la continuidad del liderazgo actual, arropado por la estructura de Eduardo Rivera y Adán Domínguez.
Aquí no solo se juega el futuro del partido, sino su estrategia frente a un Morena dominante en el estado.
Por ende, el primero representaría una alternancia al interior del panismo poblano, mientras que el segundo la continuidad del grupo que actualmente dirige al principal partido opositor.
Veremos quién puede más.
El fiscal que ha sobrevivido a seis gobiernos
En septiembre de 2018, siendo Tony Gali aún gobernador de Puebla, Gilberto Higuera Bernal tomó las riendas de la entonces Procuraduría y posterior Fiscalía General del Estado. En el 2020, en plena era del barbosismo, fue ratificado en el cargo. Siempre ha demostrado su capacidad para navegar en las turbulentas aguas de la política poblana. Su mandato como fiscal estatal tiene vigencia hasta 2027, pero su trayectoria podría dar un giro pronto.
A sus casi 70 años, Higuera se alista para establecer una nueva relación con el próximo gobernador, Alejandro Armenta. Sin embargo, hay otro frente abierto: su inscripción para competir por un asiento como ministro en la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Entre 2,516 aspirantes, su perfil destaca no solo por su experiencia, sino por su habilidad para generar confianza entre distintos niveles de gobierno.
En un proceso donde “la caballada está flaca”, Higuera emerge como una opción sólida. La mezcla de su trayectoria local y sus vínculos con la federación lo posicionan como un contendiente real. Puede que, en una de esas, Puebla despida a un fiscal para recibir a un ministro.