La llegada de Sheinbaum

Ciudad de México /

México amanece hoy con nueva presidenta. Desde el primer minuto de este 1 de octubre, Claudia Sheinbaum es la primera presidenta de este país. Lo que eso signifique para la historia dependerá de las acciones que de inmediato emprenda para continuar lo que crea que funciona y atienda los desafíos que heredó más los que se vayan presentando. De eso se trata gobernar y ella lo sabe muy bien.

Sheinbaum no aspiraba a la Presidencia de México hasta que llegó a la Jefatura de Gobierno de la capital. En ese momento se convirtió en una presidencial y en eso se concentró en los últimos años. Sus aspiraciones incluyen continuar con lo que inició Andrés Manuel López Orador, que por décadas ha sido su líder político.

Cuando inició la campaña le pedí a Sheinbaum que recordara los tiempos en los que ella trabajó, con muchas y muchos más, por lograr que Andrés Manuel López Obrador llegara a la Presidencia: el desafuero, la campaña de 2006, la de 2012 y la de 2018. Estuvo presente en los mítines, se involucró en el movimiento como una activista más, adquirió mayor protagonismo hasta tomar el micrófono, fungir como oradora y competir por cargos públicos en Tlalpan (2015) y CdMx (2018). En esos tiempos, me confirmó, nunca imaginó estar encabezando el movimiento, aspirar a la candidatura presidencial, ni suceder a Andrés Manuel López Obrador en el cargo. El objetivo era también un sueño compartido y mientras eso no ocurriera, los planes a futuro no tenían cabida.

Con la llegada de AMLO a la Presidencia se abrió la posibilidad para que los liderazgos del movimiento y actores con posiciones relevantes entre 2018 y 2014 pudieran aspirar a sucederlo. Sheinbaum ganó el proceso interno y arrasó en la elección presidencial con más de 35 millones de votos.

El relevo presidencial es para la mayoría de los sectores con los que he conversado una oportunidad para afianzar las cosas buenas y marcar distancia de las necedades, las decisiones tomadas con el estómago y la polarización. Esperan que no tarde mucho en diferenciarse del gobierno saliente e imprima su sello al entrante. En términos económicos, toma de decisiones basadas en evidencia científica, recomponiendo en leyes las ambigüedades de las reformas recientemente aprobadas y limando asperezas con nuestros socios comerciales y vecinos. Voces sensatas dentro de su equipo reconocen que ese será el objetivo, pero las nostálgicas (o fanáticas) insisten en que todo está bien y este es solo el segundo piso.


  • Alejandro Domínguez
  • alejandro.dominguez@milenio.com
  • Periodista por pasión. Dirijo y conduzco #AlexEnMilenio L-V #22hrs. Escribo la columna #RecuentoDeLosDaños cada martes. Profesor en la Universidad Iberoamericana
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