El día que la entonces secretaria de Turismo de Ciudad de México, Paola Félix, decidió subirse a un avión privado para viajar a Guatemala a la boda de un funcionario de la 4T (Santiago Nieto), más tardó en dar explicaciones que quien era su jefa, Claudia Sheinbaum, le pidiera la renuncia por ir contra los principios de austeridad republicana que su gobierno profesaba.
Ahora que el coordinador de los diputados de Morena, Ricardo Monreal, se paseó en taxi aéreo con su compadre, el diputado y líder sindical Pedro Haces, dijo que ya sería frecuente verlo así. Luego salió a ofrecer disculpas. Ni siquiera debió pensar en subirse en el helicóptero, pero quiso que lo vieran y que lo grabaran.
Es evidente que las llamadas corcholatas andan sueltas. La cohesión que lograba Andrés Manuel López Obrador se ha perdido en el gobierno de Claudia Sheinbaum. ¿Será su machismo? ¿Andan enojados? ¿O solo rinden cuentas a Palenque?
Quienes buscaron la candidatura presidencial de Morena y aliados alcanzaron sus posiciones actuales al suscribir un acuerdo para la competencia interna de Morena, PT y Partido Verde. Uno iría al gabinete, otro coordinaría a los senadores, uno más a los diputados. Y así se fueron acomodando.
Marcelo Ebrard, segundo en aquella contienda, estuvo semanas recapacitando su futuro político y, tras una conversación con Sheinbaum, acordó mantenerse en Morena y ser parte de su gabinete. Pidió la Secretaría de Economía, con la tarea central de ser parte de la revisión del tratado comercial con EU y Canadá. Pero ya dio muestra de sus prioridades. Ya hasta tomó vacaciones en Japón, de las que tuvo que salir a dar explicaciones luego de que se difundiera una fotografía por el país asiático. Dijo que de todo estaba enterada la Presidenta. ¿Será?
Adán Augusto López y Gerardo Fernández Noroña hacen lo que les place en el Senado. La última fue la imposición de Rosario Piedra en la terna para presidir la CNDH y operar para lograr su reelección aunque a la Presidenta le pareciera mejor Nashieli Ramírez. Ella atribuye lo ocurrido a una decisión de los senadores, pues la realidad es que a ella ni la consultaron.
El invento de las corcholatas para disputar la candidatura presidencial parece ahora un mecanismo de control del ex presidente que, en vez de ayudar a fortalecer el liderazgo de la Presidenta de México, en nada le beneficia que las corcholatas anden sueltas, por eso el jueves fueron convocados a Palacio Nacional para que les quedara claro quién manda.