Aumento al salario mínimo, el bienestar y la lucha contra la pobreza

  • Columna de Alejandro González
  • Alejandro González

Monterrey /

El salario mínimo en México subirá 20 por ciento desde el primero de enero, uno de los aumentos más altos en décadas. A pesar de este gran aumento, existen muchas dudas sobre cómo afectará a las personas y a las empresas este incremento.

Los especialistas, amigo lector, han dicho que lo más importante del este aumento generalizado al mínimo es que pretende sacar de la pobreza a millones de personas que no han recibido apoyo en muchos años.

Según Andrés Peñaloza Méndez, presidente de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami), organismo encargado de fijar y actualizar los salarios mínimos generales y profesionales, el aumento busca llegar a darle bienestar al trabajador.

“Pasamos de un alza de 16 por ciento durante 2019 a uno de 20 por ciento en 2020, y la idea es que, en la medida que la economía recobre dinamismo, habrá que conversar con los sectores, tanto patronal como obrero, para dar más pasos en la recuperación del poder adquisitivo del salario mínimo, a fin de transitar de la línea de bienestar individual, que se alcanzará a partir del 1 de enero con 123.22 pesos, a la línea de bienestar familiar”, explica.

Actualmente el salario mínimo es de 102.68 pesos a nivel nacional y a 176.72 para la Zona Libre de Frontera Norte (ZLFN), pero a partir del 2020 con el aumento pasará a 123.22 pesos a nivel general y a 185.56 pesos para la ZLFN.

Lo cierto, estimado lector, es que el asunto de los salarios es un tema desatendido en México, en comparación con la región Latinoamericana. Según David Kaplan, especialista en mercados laborales del BID, “el mercado laboral mexicano es un caso atípico en la región. Hicimos un análisis de 17 países en América Latina y México es el cuarto país más rico en cuanto a mercado, pero no corresponde, porque tiene el salario más bajo y tasas de informalidad elevadas”.

Para tener una idea de lo que dice el especialista, en nuestro país 56 de cada 100 personas con trabajo lo hacen en un trabajo informal, no están registrados, ni tienen prestaciones, ni seguro social ni contrato.

Esto con toda seguridad lo que ha hecho es aumentar la pobreza extrema, según la organización Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, entre el 2008 y el 2018, el porcentaje de pobres en México solo ha bajado 2 puntos, al pasar de una proporción de 44 a 42 por ciento de la población, por lo que la disminución de la pobreza “está estancada” y en gran medida tiene que ver con el mercado laboral en el que se pagan bajos salarios y se utilizan contratos temporales para trabajos permanentes y evasión de seguridad social, por lo que es necesario impulsar cambios en estos ejes.

Se supone que con el aumento decretado, los asalariados estarán por encima de las líneas de bienestar establecidas por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), donde según ellos, la línea de pobreza extrema por ingresos se ubica en mil 117.79 pesos mensuales por persona en zonas rurales y mil 576.06 en zonas urbanas; cantidad apenas suficiente para cubrir el costo de la canasta básica alimentaria, que no incluye aspectos de ropa, calzado, transporte, salud y muchos otros que también son necesarios.

A decir de los especialistas, el aumento ayudará a los que ganan hasta dos salarios mínimos, el resto de los trabajadores deberán negociar nuevos salarios. También habrá beneficios en la recaudación de impuestos y para el IMSS, se activará la economía en consumo y no habrá inflación resultante de esto. Faltan todos los informales, ese 56 por ciento de los trabajadores, esos no verán beneficios.

Según López Obrador, la idea es que siga aumentando el salario mínimo cada año, lo suficiente para que alcance a dar bienestar a las familias y se abata la extrema pobreza, asunto que está aún pero verse. Por lo pronto y eso hay que mencionarlo, nadie se ha opuesto a la medida de aumentar, ni empresarios ni economistas (muchos menos los trabajadores), de manera que la estrategia parece buena, tal vez demasiado buena… o ¿usted qué opina? 


alejandro.gonzalez@milenio.com

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