¿Se ama Dios a sí mismo?

  • En Corto
  • Alejandro Maldonado

Estado de México /

A lo largo del Antiguo Testamento encontramos citas interesantes. Por ejemplo, Daniel el profeta, eleva una súplica a Dios y le dice, “no tardes, por amor de ti mismo”, (Daniel 9:10). El rey Ezequías oró a Dios llorando, y Dios le respondió que atendería su clamor “por amor a sí mismo”, (2ª. Reyes 20:6). El rey David oraba a Dios y le pedía que le escuchara “por amor de tu nombre”.

“¡Ajá! Entonces Dios es un egoísta”, podrían pensar algunos. Es que nuestro concepto de amor está totalmente distorsionado y en muchas ocasiones se le confunde con emociones. ¿Cómo es el amor de Dios hacia su nombre, o por sí mismo? Totalmente perfecto, santo, puro, inacabable e incomparable. Observa esta declaración de Dios: “Yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados”, Isaías 43:25. Dios nos ama a pesar de conocer toda nuestra maldad. Pero no solo eso, él está dispuesto a perdonarnos por completo y no recordar uno solo de nuestros pecados.

No necesitamos ser “expertos” en la Biblia para saber que el juicio que sufrió Jesús fue totalmente injusto en términos humanos. Sin embargo, pese al tormento físico, desprecio y burlas que sufría colgado en la cruz, Jesús dijo: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. La cruz fue la máxima expresión del amor de Dios hacia ti y hacia mí. Allí Dios fue “herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él”, Isaías 53:5.

Si somos honestos nuestra forma de “amar” ha dejado mucho que desear a lo largo de nuestras vidas. Condicionamos nuestro amor hacia otros; traicionamos las promesas de amor; renunciamos al “amor” para acumular odio, amargura y resentimiento; pervertimos “el amor” con toda clase de justificaciones pasionales.

El apóstol Pablo definió claramente el amor genuino: “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser”, ¡Ese es el amor divino que necesitamos con urgencia!

Dios te ama. Pídele a Jesús que te perdone, salve y venga a morar a tu corazón.


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