¿De quién fue la culpa? ¿Qué fue lo que pasó el domingo en las urnas? ¿Qué quedó del entusiasmo al acudir a votar? ¿Volvimos de golpe a los tiempos del carro completo? ¿Ya los mexicanos renunciamos a cuestionar a un gobierno que lo ha hecho muy mal? Es hora de reflexionar.
Lo que empezó con una ola de optimismo y gran afluencia de votantes en las urnas de las principales ciudades del país, terminó con un resultado inesperado, por la gran diferencia, a favor de Claudia Sheinbaum y con una participación menor a la de 2018 de electores que fue de 63 por ciento. Esta vez apenas fue de 60.9 por ciento.
Lo cierto que deja esta elección fue la victoria para la próxima presidenta de México que alcanzó 33 millones 226 mil votos con el 95 por ciento de las actas capturadas, por 15 millones 620 mil sufragios para su principal adversaria Xóchitl Gálvez. Sheinbaum logró tres millones de votos más que AMLO.
La paliza dejó en shock a toda la oposición y a los ciudadanos que integraron la Marea Rosa, que tanto optimismo inyectó a la candidatura apoyada por el PAN, PRI y PRD.
En el recuento de los daños esos partidos políticos quedan seriamente tocados y con un futuro muy negro. Entre las lecturas que dejó esta elección está la de que PAN, PRI y PRD no son ya una opción para los ciudadanos.
Estos partidos ya no conectan con la gente, con los jóvenes, sus liderazgos acumulan opiniones negativas que los hace ver como representantes de lo que ya no quiere México.
Y esto no significa que enfrente sí esté lo mejor de la política mexicana. La verdad es que Morena se ha nutrido de priistas, panistas y perredistas, que han sido parte de lo más repudiado por los ciudadanos, pero están bendecidos por haberse cambiado al “lado correcto de la historia”.
Es tiempo de autocrítica y reflexión para los opositores, si no lo hacen evidenciarán una vez más que no entendieron nada de lo expresado en las urnas. Esto no se puede quedar en el argumento que solo las ayudas sociales que impulsó el gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador le dieron el triunfo a Sheinbaum.
Ahora la pelea está centrada en si Morena y sus aliados, PT y PVEM, logran la mayoría calificada en las Cámaras de Diputados y Senadores que les permitiría cambiar la Constitución. Ahí es donde la oposición todavía puede meter las manos y evitar esto.
Y a los ciudadanos ahora les corresponde organizarse y construir sus propias opciones.