Carlos Salinas de Gortari encarna el hartazgo del que los mexicanos se dolieron durante la monarquía priista que mantuvo durante siete décadas. ¿Desempleado?
Probablemente sí, en la práctica, pero la realidad es que este imponderable del oscurantismo político mexicano vive nada más y nada menos que en España, aquel país donde los testaferros se asilan para evitar contacto con una sociedad sedienta de respuestas, lo mismo ocurre con Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón, de Fox, ni hablemos porque el impúdico pasa sus días, en el fastuoso centro que lleva su apellido, haciendo berrinche porque López Obrador lo dejó sin los casi 50 millones de pesos que recibía.
El de Carlos Salinas de Gortari es un caso particular, porque ha sido señalado por varios políticos opositores, periodistas -a través de investigaciones- y organismos internacionales, de ser el Presidente más corrupto de la historia moderna de México y es que la administración de Salinas de Gortari ha sido sumamente criticada no sólo por los hechos que se dieron durante los años que fue presidente de México, sino también por la crisis económica que enfrentó la ciudadanía con la entrada del gobierno del también priista Ernesto Zedillo.
De inicio, la elección que lo definió como presidente de México fue catalogada de fraudulenta por los miembros de la izquierda, ya que el conteo que beneficiaba a Cuauhtémoc Cárdenas, tras la famosa “caída del sistema” reviró la estadística y le dio el triunfo a Salinas.
Un homicidio que marcó el sexenio de Salinas de Gortari fue el de Luis Donaldo Colosio, candidato del PRI a la presidencia quien había manifestado en repetidas ocasiones no estar de acuerdo con el proceso de globalización que representaba el neoliberalismo en México, pues propiciaba condiciones inequitativas que pronunciarían la diferencia entre ricos y pobres.
Otros crímenes por los cuales deberá juzgarse a Salinas tienen que ver con la profunda corrupción que imperó en su gobierno, encabezada por su clan familiar.
Para muestra sólo bastaría asomarse al manejo ilícito de la extinta “partida secreta” de Los Pinos, operada en forma discrecional por Raúl Salinas de Gortari, su hermano, quien trasegó cientos de millones de pesos del erario a cuentas en el extranjero de la familia presidencial.
Y de esta forma se burla, el curtido político desde su balcón, en un exclusivo barrio de Madrid, donde reclama a la Cuarta Transformación el retiro de pensiones a los ignominiosos ex mandatarios mexicanos.
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