Todo el mundo está temiendo a 2025. La llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos ha generado un temor desbordado, por lo que consideran será un gobierno feroz en todos los aspectos. En el caso de México, estos pronósticos incluso se han llevado a un plano casi catastrófico y las agencias internacionales están previendo graves riesgos para la economía mexicana, a partir de lo que consideran inminentes aranceles a las exportaciones mexicanas.
Si bien la preocupación es válida, diferencia absolutamente de la visión trágica del futuro. De hecho, yo veo un mundo mucho más próspero iniciando en 2025 y veo también que, si se maneja de la manera correcta, como se ha manejado hasta ahora, la relación entre México y Estados Unidos será altamente positiva para ambos países.
En primer lugar, Trump efectivamente impondrá una serie de medidas políticas, económicas y diplomáticas que buscarán recuperar la preeminencia global de los Estados Unidos. Aquí la palabra clave es “recuperar”. Lo que veremos, en todo caso, será un regreso a algo que ya hemos visto: que los Estados Unidos volverán a ser la superpotencia que fueron en las décadas de 1950 a 1990, sin demasiadas ediciones. La realidad es que, a partir de los años 90, sucesivos gobiernos demócratas entraron a una espiral de permisividad global, que hizo que la posición estadounidense en el mundo se fuera minando hasta lo que vemos hoy: una superpotencia que está a punto de dejar de serlo por decisión propia y, sobre todo, por tibieza. Mi predicción es que esta recuperación del protagonismo global estadounidense se iniciará el próximo año, será gradual y será muy similar a lo que vivimos hace seis décadas.
En el caso de México tampoco hay mucho de qué alarmarse. Ciertamente hay riesgos y retos para los que habrá que preparar, pero es claro que, después de las dos primeras llamadas entre la Presidenta Sheinbaum y el Presidente Trump, en las que nuestra mandataria le garantizó cooperación amplia y respetuosa en los temas que a él le interesan, el viraje discursivo ha sido claro. Habiéndose asegurado de que sus dos vecinos, México y Canadá, serán aliados, Trump está tranquilo y ha enfocado sus baterías a temas extraregionales, como la retoma del Canal de Panamá y la compra de Groenlandia. Es decir, si se maneja como hasta hoy, la relación será de socios y no de adversarios, lo cual sólo puede beneficiar a México.
Así las cosas, 2025 no será ese monstruoso año que muchos ven. Al menos yo no lo veo así. Puedo equivocarme, pero creo que no. Y en cualquier caso, si me equivocara, sería por poco, porque esta historia de miedo “pre-trumpiano” ya también la vimos y la vivimos hace 8 años y, al final, nada grave pasó. Y hasta aquí la bolita mágica de cristal de tu Sala de Consejo semanal .