La felicidad en el arte

Jalisco /

¿Se puede ser feliz contemplando arte? Tendíamos que comenzar preguntando ¿qué es la felicidad? No es como un anuncio de Coca-Cola o de un banco con alguien brincando y riéndose, no es eso.

La felicidad la vivo como un estado de paz, en el que puedo estar conmigo misma, con mi entorno, que se satisfacen las cosas simples de mi vida cotidiana, servirme una taza de té, escuchar música, leer un libro, estar con Ronrris, nada extraordinario pero que si lo pierdo me doy cuenta de que era lo más extraordinario que pudiese existir.

Hay obras de arte, pinturas, poemas, piezas musicales que me remiten a ese espacio de mi existencia y creo que cada uno tiene en su memoria obras o que les dicen: si la felicidad existe se parece a esto.

La primera es una obra llena de sol, agua, aire, del maestro de la luz del día que es Joaquín Sorolla, Paseo por la playa, ese espacio con vestidos blancos, con el viento moviendo telas, en el que el tiempo pasa sin prisa esperando a que el personaje disfrute de estar en ese presente suspendido.

Las naturalezas muertas de Cézanne: un plato con manzanas, la austeridad de la mesa, que al mismo tiempo es un tesoro, las frutas, la jarra de leche, un tesoro que valía la pena pintarlo, recrear sus colores, arreglar la composición. Cuando nos sentamos a la mesa, muchas veces no importa si la comida es un platillo muy sencillo o costos, importa la mesa, que tratemos de darle encanto, armonía, escuchar música, si estamos solos leer un libro mientras comemos, o si estamos acompañados, conversar, compartir la palara y el placer de comer. Creo que por eso la gastronomía es tan importante a nivel cultural, porque nos lleva a ese ritual de compartir algo que nos alimenta. En compartir los alimentos con un ser amado hay algo místico, ritual, de dar para este cuerpo que es nuestra casa y nuestro destino.

Los Nenúfares de Monet: son la naturaleza misma, esos nenúfares existen porque los miró el artista, porque Monet los contempló. Es agua estancada, flores, lirios flotando, y el reflejo de la luz, los elementos de la vida, indiferentes a la mirada y consecuentes con su estar. Monet pinta para para recordar la belleza que él miró, Cuando estamos en plenitud, es decir en paz, deseamos que eso se alargue, se calle el ruido, y nuestros pensamientos puedan estar en el presente.

El almuerzo de Emaús de Caravaggio: Podría ser un pintor trágico, que lo es, pero ésta obra, inspirada en una anécdota bíblica, me cautiva porque es el instante de esa sorpresa, de la admiración de los hombres, la pobreza, compartiendo pan y frutos, y el centro el rostro de paz del joven mesías en. La canasta de frutas con las uvas parece que flota, en esa epifanía todo se vuelve inmaterial y la fruta es ingrávida. El realismo de Caravaggio lo hace más poético, porque es humano.

Lo más simple, elemental, austero, es lo más grande que tenemos, la cotidianeidad que puede ser arte si la vivimos en el presente y la habitamos con el arte.


  • Avelina Lésper
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