Walton Ford, Pájaros y Bestias

Jalisco /

La pantera nos mira, nos reta, elástica, a punto de saltar. En 1933 una pantera se escapó del zoológico de Suiza, en invierno, su piel contrastaba con la nieve blanca. La histeria se desató buscando a la pantera. El seres humano es el más temible de los animales. La pantera libre, se alejó al campo nevado, comía animales que encontraba, se escondía a dormir entre el bosque espeso y helado. En una acuarela aparece con su presa, una cabra que ha subido a las ramas de un árbol es la reina. Era libre, vivía la fuerza de su cuerpo, se alimentaba de su cacería, había recobrado su condición natural. Los humanos no olvidan, la seguían buscando, lo peor es que decidimos quién es el enemigo, y entonces, somos los más feroces y no quedamos satisfechos hasta exterminarlo.

El final es terrible y predecible, la pantera recobró su libertad y es ahí en donde quiero recordarla. Esta historia real conmovió también al artista Walton Ford, que ha dedicado su carrera y su obra a pintar y dibujar animales salvajes en peligro de extinción. En la Morgan Library en Nueva York se exhibe la exposición Birds and Beast in the studio, con los dibujos y acuarelas que Ford ha realizado inspirado en historias de varios animales que ya forman parte de su personal Pancatantra, ese libro de fábulas de la India.

La pantera, en la imaginación de Ford y la mía, sigue su vida en los bosques de Suiza, flotando y cazando, en las últimas acuarelas la llama Konigin, la Reina en alemán.

Dibujos, bocetos y acuarelas de gran formato, un amoroso homenaje a la belleza y tragedia de la existencia de los animales. El león del Sur África está extinto, los humanos acabaron con él y su hermosa melena negra. Durante años el único que quedaba, fue el león de la Metro Goldwyn Mayer, y vivía en Hollywood, era una estrella. Ford lo recuerda y desde niño lo dibujaba con su potente rugido que nos dimensiona el poder del cine en nuestra cultura. Es la gran acuarela central de esta exposición, es un león que aún vive en su mansión en Bel Air, a la orilla de la alberca, con la noche en la espada, majestuoso. Me estremece pensar que ya no existen más leones como este, que ni siquiera el que ruje en las películas es una realidad. ¿En dónde están? ¿en qué más allá sin horas y sin noches habitan? En las acuarelas de Ford hay muchos animales que ya no existen, exterminados por la voracidad humana.

Al final de la sala hay una exquisita exposición de las obras que Ford curó del acervo de la Morgan. Dibujos y grabados de Rembrandt, Gustave Doré, Delacroix y varios más. Hay un león muy conmovedor, es casi invisible, se oculta en las sombras de una caverna. El artista, desde su punto de vista lo dibujó del natural, en ese momento, el león, como todos los felinos, siente la mirada y se refugia en la sombra. Rembrandt hace un grabado de un jabalí que traza en la placa mientras lo observa, presintiendo el movimiento para captarlo estático. Los animales salvajes, la belleza que huye del peor depredador: los humanos.


  • Avelina Lésper
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