Este primero de octubre se ha dado la transición de poder en el ejecutivo mexicano, después de aproximadamente 4 meses, la sucesora ha tomado posesión tras un triunfo electoral que no dejó lugar a dudas. En lo que representa un hecho histórico al tener nuestra primer mujer presidenta, en medio de una ceremonia solemne y emocionante, desde este 1 de octubre llegaron nuevos aires al país.
En un emotivo discurso y que ensalzó el papel de las mujeres, Claudia se colocó la banda presidencial a nombre de todas las mujeres, y antes de hablar de partidos, colores o del futuro, hay que detenernos un instante a reconocer la importancia histórica de este hecho. En un país, tristemente, machista en muchas esferas y más en la política, una mujer presidenta es sinónimo de una lucha incesante y dura que ha ido desde ganar el derecho al voto hasta portar la banda presidencial. Aunque los retos y las dudas existen, hay que reconocer que esto es un avance para nuestra sociedad y que es una victoria para las mujeres que, desde hace mucho y con gran esfuerzo, empujan cada vez con más fuerza para influir en la vida del país.
El primer cuestionamiento viene de ser la sucesora de un líder político tan influyente como el ahora ex presidente, con índice de aprobación de más del 80%, el reto de la doctora es ganar credibilidad rápidamente y tomar decisiones que la hagan ver sólida en el corto y mediano plazo, el cómo se enfrente a la creciente ola de violencia va a ser crucial para todo su mandato, pues esto ese ha convertido en la principal demanda de la gente.
Y no es para menos, 30,000 asesinatos en un año hablan por sí mismos, hay estados con vacíos de poder importantes que han sido tomados rápidamente por el crimen organizado que cada vez usa métodos más violentos, lo que incluso ha generado suspensión de actividades escolares y recientemente la cancelación de los festejos patrios. Devolver la paz y la tranquilidad a los habitantes de estas zonas será clave para tener la estabilidad que la presidenta requiere para planear y empezar su sexenio.
Partiendo de lo anterior, las decisiones en economía también serán muy interesantes, pues el escenario tampoco es muy alentador, mucho menos si recordamos que la reforma judicial no fue bien vista por los inversores y muchos de ellos empezaron a retirar sus carteras del país por el riesgo a la democracia que vieron en estos cambios.
Además de todo esto, nuestra nueva mandataria cargará con la gran responsabilidad y peso histórico de ser la primera mujer presidenta, tendrá una oportunidad única en toda la vida independiente de nuestro país de escuchar, visibilizar a las mujeres como nunca antes y de resolver los retos antes descritos con perspectiva de género. Ella misma lo dijo en su primer discurso, “no llegué sola, llegamos todas”.